Un número cada vez mayor de ciudadanos estadounidenses está considerando mudarse al extranjero, principalmente debido a los altos costos del sistema sanitario, crisis políticas y vivir insostenible, según reportes recientes.
Un informe del Washington Post destaca casos como el de Jennifer Sontag, que se declaró en bancarrota tras acumular deudas médicas por una lesión cerebral en EE.UU., y encontró atención más accesible en Shanghái. Otros emigraron a Corea del Sur o Francia tras enfrentarse a facturas de ambulancia de 50.000 dolares o gastos impagables de tratamiento oncológico.
Un estudio reciente reveló que el 73% de los estadounidenses está dispuesto a mudarse a otro estado, y el 50 % incluso considera hacerlo fuera del país; sin embargo, un 93 % destaca impedimentos financieros para dar ese paso.
Ejemplo de esta tendencia son Alicia y Nate, una pareja de creadoras de contenido que huyó del alto costo de vida estadounidense; hoy viven cómodamente en Tirana, Albania, por solo $1.500 mensuales, sin necesidad de visa.
Efecto Trump en la diáspora
Desde el inicio del segundo mandato de Donald Trump, ha aumentado el interés en emigrar, particularmente a Europa. Países como Irlanda, Francia, Reino Unido y Portugal han visto un incremento en solicitudes de ciudadanía y visas.
Por ejemplo, las solicitudes de pasaportes irlandeses entre estadounidenses crecieron un 60 % interanual en los primeros dos meses de 2025, muchos contemplan mudarse a Europa motivados por una vida más segura y saludable, mejor balance entre trabajo y vida personal, y acceso a atención médica universal o más accesible.