Al menos 500.000 personas de Francia protestaron este jueves contra el proyecto presupuestario 2026 que busca implementar recortes sociales para reducir el gasto público del Gobierno francés.
Las autoridades desplegaron 80.000 policías en todo el país, incluyendo 6.000 en París, para frenar esta ola de indignación, que dejó un saldo de 180 detenidos en la capital francesa, así como en Nantes, Montpellier y Rennes.
Tan solo a las 11:00 am hora local, ya se contabilizaban más de 230 acciones de protesta distintas en todo el país, incluidos bloqueos de depósitos de autobuses y escuelas, según medios europeos.
La protesta, convocadas por los principales sindicatos de Francia, se hizo sentir en toda la nación que desde muy temprano reportó una paralización de lo servicios de trenes regionales y transporte público, así como muchas escuelas y farmacias cerradas.
La compañía nacional de ferrocarriles SNCF dice que 9 de cada 10 trenes de alta velocidad TGV siguen en servicio, pero las líneas locales TER sólo funcionan a un 60% aproximadamente.
Mientras que en las escuelas, el paro es generalizado, un tercio de los profesores de primaria están en huelga, de acuerdo a los sindicatos. En secundaria, casi la mitad del personal no está asistiendo a las aulas.
El sindicato Snes-FSU, que representa a los centros de enseñanza media y secundaria, informó de una participación del 45%, denunciando las malas condiciones de trabajo, los bajos salarios y el «menoscabo de la enseñanza pública».
«¡Estamos hartos!»
La protesta se produce menos de dos semanas después de la destitución del gobierno de François Bayrou, mientras que su sustituto, Sébastien Lecornu, aún no ha confirmado sus planes para el futuro.
«Estamos hartos de que nos cobren impuestos a mansalva» y de tener «dificultades para llegar a fin de mes desde el día 15″, indicó Samuel Gaillard, obrero del aseo urbano de 58 años y miembro de la Confederación General de Trabajo (CGT), uno de principales sindicatos de Francia.
El proyecto propuesto por el exprimer ministro François Bayrou preveía recortes por 44.000 millones de euros, unos 51.900 millones de dólares, y la supresión de dos días feriados.
Aunque fue destituído por el Parlamento, su sucesor Sébastien Lecornu, anunció la elaboración de un nuevo plan, que no incluirá la supresión de los días feriados, pese a esto, los sindicatos mantuvieron la movilización.
Además de pedir la supresión de los recortes planteados por Bayrou, los sindicatos reclaman derogar la impopular reforma de las pensiones de 2023, más justicia fiscal y más medios para los servicios públicos.
Según un sondeo de Elabe publicado este miércoles, un 56% de los franceses aprueban la movilización.
«Cuando ves que los más ricos se llenan los bolsillos a nuestra costa y se les pide a las clases populares que se aprieten aún más el cinturón, llega un momento en que ya no podemos más», dijo a AFP Paul, un técnico de bicicletas de 29 años, durante la manifestación en París.
Desde las masivas manifestaciones de Chalecos Amarillos (2018-2019), originadas por el alza del precio del combustible, el descontento con la política fiscal y social del presidente Enmanuel Macron es una constante en Francia.
En 2023, más de un millón de personas salieron a las calles contra el retraso de la edad de jubilación de 62 a 64 años, que Macron impuso por decreto pese al rechazo de la población y de los sindicatos, y sin mayoría en el Parlamento.

