La visita del canciller alemán Friedrich Merz a la Casa Blanca estuvo marcada por un tenso pero estratégico cara a cara con el presidente Donald Trump. Aunque ambas partes coincidieron en la importancia de preservar los lazos transatlánticos, el encuentro dejó momentos incómodos que reflejan la frágil sintonía entre Berlín y Washington ante los desafíos geopolíticos actuales.
Un encuentro medido, pero cargado de simbolismo.
Merz llegó a la reunión con un claro objetivo: reafirmar el compromiso alemán con la OTAN y asegurar que la administración estadounidense mantenga el respaldo a Ucrania en medio del conflicto con Rusia.
La conversación fue “constructiva y detallada”, según el propio Merz, aunque fuentes diplomáticas señalaron que hubo “discrepancias de fondo” sobre la estrategia militar y la carga financiera de la Alianza Atlántica.
Como gesto simbólico, el canciller obsequió a Trump una copia del certificado de nacimiento del abuelo del presidente, Friedrich Trump, nacido en Alemania. El presente fue interpretado como un intento de reforzar los lazos históricos, aunque no logró desviar completamente la atención de los puntos de fricción.

Trump y un comentario fuera de tono
Uno de los momentos más tensos ocurrió durante una recepción posterior al encuentro oficial. Trump, en tono jocoso, aludió al desembarco de Normandía como “un mal día para ustedes”, en referencia a Alemania. Merz, sin titubear, le respondió que fue, por el contrario, “el inicio de la liberación del pueblo alemán del régimen nazi”, una afirmación que según testigos dejó sin palabras al expresidente.
Disputas, comparaciones y el ruido de Musk

Durante la reunión, Trump también comparó el conflicto en Ucrania con “niños peleando en un parque”, una minimización que Merz rechazó de inmediato, reafirmando el carácter grave y estratégico del conflicto para la seguridad de Europa.
Por su parte el Kremlin aseguró que el conflicto en Ucrania no es una «pelea de niños», como la calificó el presidente estadounidense, Donald Trump, sino «un asunto existencial» para Rusia.
Otro foco de tensión fue un cruce inesperado entre Trump y Elon Musk, quien estaba presente en un evento paralelo en Washington. El desacuerdo, relacionado con subsidios fiscales para vehículos eléctricos, aumentó la incomodidad del ambiente diplomático.
Pese a los momentos incómodos, observadores internacionales calificaron la visita como exitosa desde el punto de vista de la diplomacia alemana. Merz supo mantener un tono firme sin romper el protocolo, dejó clara la postura de Berlín en materia internacional y dejó plantada una especie de «bandera de dignidad histórica» frente a las provocaciones verbales del inquilino de la Casa Blanca.
La gira de Merz continúa en Nueva York, donde se reunirá con representantes del Consejo de Seguridad de la ONU y miembros de la comunidad empresarial alemana en EE.UU.