La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado este martes una dura advertencia: más de 1.095 millones de personas, equivalente al 13,6% de la población global, padecen algún desorden mental, una cifra que supera en un punto porcentual la registrada hace una década. Según los informes mundiales presentados, estos trastornos representan un grave problema de salud pública que conlleva un coste económico estimado en un billón de dólares anuales y una pérdida de vidas incalculable, con 727.000 suicidios contabilizados, señaló EFE.
Los datos actualizados hasta 2021 revelan que la ansiedad y la depresión son las afecciones más comunes, que afectan respectivamente a 359 y 332 millones de personas. El impacto está marcado por profundas desigualdades de género: mientras el 14,8% de las mujeres vive con algún trastorno mental diagnosticado, la cifra para los hombres es del 13%. Además, las mujeres concentran más del 60% de los casos de ansiedad y depresión, y las enfermedades alimentarias afectan mayoritariamente a la población femenina (63,3%). Por su parte, los hombres sufren desproporcionadamente trastornos como el TDAH y los del espectro autista.
La OMS también alerta que los factores que impulsan esta crisis son múltiples y complejos, desde el efecto devastador de la pandemia de COVID-19 hasta la creciente influencia negativa de las redes sociales entre los jóvenes. En un mundo que vive niveles sin precedentes de conflicto armado y violencia, las relaciones de poder, la desigualdad estructural y la violencia doméstica, que explica el 10% de los casos de depresión, emergen como causas fundamentales.
El suicidio, consecuencia extrema de los desórdenes mentales, es la principal causa de muerte entre los jóvenes y representa una de cada 100 muertes a nivel mundial, con un 56% ocurriendo antes de los 50 años. Aunque las tasas de suicidio han disminuido un 35% desde el año 2000, los expertos de la OMS insisten en la necesidad de acelerar los esfuerzos para seguir reduciéndolas con rapidez.
Frente a esta crisis, la OMS denuncia la escasa priorización en la inversión en salud mental: apenas el 2% del gasto total en salud se destina a este ámbito, una cifra que no ha cambiado en la última década. A nivel global, el gasto alcanza en promedio 65 dólares por persona, pero en los países más pobres apenas llegan a cuatro centavos. La desigualdad también se refleja en los recursos humanos, con unos 13 especialistas por cada 100.000 habitantes en promedio, y menos de dos en las naciones más vulnerables.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha hecho un llamamiento urgente para que la salud mental sea reconocida y garantizada como un derecho básico universal, no un privilegio.
“cada gobierno tiene la responsabilidad de actuar con urgencia ante este problema, que afecta profundamente la dignidad y el bienestar de millones”.
Subrayó el director de la OMS
El informe advierte que los desórdenes mentales son la segunda principal causa de discapacidad, sólo por detrás de los dolores de cuello y espalda.