La capital de Rusia vivió este martes un drástico giro climático al pasar de una ola de calor sofocante a lluvias torrenciales que inundaron varias zonas de la ciudad. Las precipitaciones, acompañadas de impresionantes relámpagos, dejaron calles completamente anegadas y obligaron a los servicios de emergencia a actuar rápidamente.
Según informes locales, al menos siete personas quedaron atrapadas dentro de sus vehículos debido al alto nivel del agua. Las puertas de los automóviles no podían abrirse por la presión del agua, por lo que los afectados debieron ser rescatados por equipos de emergencia.
Las autoridades se vieron obligadas a cerrar temporalmente uno de los vestíbulos de la estación de metro Rízhskaya, como medida de seguridad ante la entrada de agua en las instalaciones subterráneas.
Uno de los momentos más impactantes fue captado por usuarios de redes sociales: varios rayos cayeron sobre la torre de televisión Ostánkino, símbolo de la ciudad y estructura acostumbrada a resistir condiciones climáticas extremas. El icónico edificio soportó sin daños aparentes los embates del temporal.
Hasta ahora, no se han reportado víctimas mortales ni heridos graves, pero las autoridades piden precaución a la ciudadanía ante posibles nuevos episodios de lluvia. La oficina meteorológica de Moscú alertó que este tipo de fenómenos podrían repetirse en los próximos días como consecuencia de la inestabilidad atmosférica tras la ola de calor que superó los 35 °C la semana pasada.
Las redes sociales se han llenado de videos que muestran autos casi sumergidos, calles convertidas en ríos y los rayos iluminando el cielo gris de la ciudad. La magnitud de las lluvias sorprendió incluso a los habitantes más experimentados con el clima cambiante de la capital rusa.
«Es impresionante cómo en una semana pasamos del calor agobiante a una tormenta que parece de película», comentó un residente en redes sociales.
El gobierno de Moscú ha activado un plan de monitoreo meteorológico intensivo y pidió a la población mantenerse informada y evitar desplazamientos innecesarios mientras persistan las lluvias.