El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, aseguró que el país hebreo se enfrenta a una “nueva y desafiante realidad diplomática” que lo obligará a adaptarse a un escenario de aislamiento internacional, en el marco de su guerra de ocupación en Gaza.
“Cada vez más tendremos que adaptarnos a una economía con características autárquicas […] Es una palabra que no me gusta. Creo en los mercados libres, trabajé para llevar a Israel una revolución de libre mercado.

Pero es posible que nos encontremos en una situación en la que nuestras industrias de defensa se vean bloqueadas. Tendremos que desarrollar industrias de defensa autóctonas”, afirmó.
Netanyahu remarcó que Israel deberá transformarse en “una Atenas y una súper Esparta” para sobrevivir a lo que considera una nueva etapa de aislamiento. “Lo que ha funcionado hasta ahora no funcionará a partir de ahora”, advirtió.
El mandatario culpó a la revolución digital de alimentar las críticas globales contra Israel y señaló que el incremento del sentimiento antiisraelí en Europa se debe a una “minoría significativa y activa” de musulmanes.
Crece el repudio internacional contra Israel y Netanyahu

En paralelo, las calles de distintas capitales del mundo han sido escenario de multitudinarias protestas en apoyo al pueblo palestino, reclamando el fin de los lazos diplomáticos y militares con Israel.
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, anunció recientemente un decreto ley que impone un embargo de armas y prohíbe el tránsito por puertos españoles de barcos con combustible destinado a las Fuerzas Armadas israelíes.

Asimismo, el presidente francés, Emmanuel Macron, confirmó en julio que Francia reconocerá oficialmente al Estado palestino, al que calificó como un “compromiso histórico con una paz justa y duradera en Oriente Medio”. Países como Canadá, Australia y el Reino Unido también han expresado su disposición a avanzar en ese reconocimiento dentro de la ONU.
En el seno de la Unión Europea, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, propuso sanciones contra ministros “extremistas” de Israel y colonos “violentos” en Cisjordania.