Discurso marcado por la justificación del genocidio y amenazas veladas
En la 80° Asamblea General de la ONU, Benjamín Netanyahu presentó un discurso cargado de hipocresía y supremacismo, tratando de justificar el brutal bloqueo y bombardeo contra el pueblo palestino en Gaza bajo la excusa de la “defensa nacional”. Mientras negaba la hambruna y el genocidio que sufren millones en la Franja de Gaza, el primer ministro israelí se dedicó a criminalizar a los pueblos y gobiernos árabes y a negar cualquier responsabilidad moral de su gobierno en la devastación humanitaria actual, que es denunciada con pruebas por organizaciones internacionales y comisiones independientes.
Netanyahu no solo defendió las operaciones militares israelíes que han causado miles de muertos y desplazados, sino que además lanzó amenazas directas contra países y pueblos árabes, revelando un discurso supremacista que coloca la supervivencia del Estado israelí por encima del respeto a los derechos humanos y al derecho internacional.
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La demonización constante de pueblos y países vecinos
En su intervención, Netanyahu presentó un mapa del llamado “eje del terror de Irán”, culpando a este país y sus aliados regionales —como Hamas en Gaza, Hezbollah en Líbano, el régimen de Assad en Siria y los hutíes en Yemen— de una supuesta conspiración para aniquilar a Israel y desestabilizar la región. Sin embargo, esta narrativa ignora las múltiples resoluciones internacionales, el derecho de autodeterminación palestino y el contexto histórico de ocupación y violencia sistemática ejercida por Israel contra Palestina.
Mientras Netanyahu habla de “aniquilar” a estos “enemigos” y celebra operaciones militares ofensivas que incluyen la destrucción de infraestructuras y la muerte de civiles, omite mencionar el sufrimiento, la crisis humanitaria y la represión que su gobierno ha impuesto al pueblo palestino durante décadas.
El cinismo de hablar de protección y derechos mientras perpetúa el genocidio
Con un cinismo palpable, Netanyahu afirmó que Israel “no comete genocidio” y que garantiza la entrega de millones de toneladas de alimentos y más de 3,000 calorías diarias a cada palestino en Gaza. Sin embargo, la verdad contrastante ha sido denunciada insistentemente por agencias de la ONU y organizaciones humanitarias: la población en Gaza sufre falta de agua potable, electricidad, medicamentos, y muchos están al borde de la hambruna debido al cerco y bloqueo impuesto por Israel.
Para justificar la gravedad de la crisis, Netanyahu acusó a Hamas de robar la ayuda humanitaria para financiar sus actividades, usando esto como pretexto para mantener el bloqueo y las operaciones militares. Esta narrativa busca desviar la atención del papel activo de Israel en perpetuar el sufrimiento y negar la ayuda esencial a millones de civiles.
Amenazas y discursos de odio disfrazados de seguridad
A lo largo de su discurso, Netanyahu hizo gala de un lenguaje belicista y supremacista: prometió eliminar a todos los líderes opositores regionales, amenazó con “desaparecer” a comandantes y científicos nucleares iraníes, y comparó la defensa de Israel con un supuesto ataque ‘terrorista’ contra Estados Unidos, apelando a la justificación de una guerra permanente basada en el miedo y la amenaza.
Más aún, Netanyahu llamó “salvajes” y “monstruos” a los que considera sus enemigos, despreciando la vida palestina y justificando masacres masivas que incluyen la quema de bebés y la decapitación de civiles, lenguaje que solo refleja un desprecio absoluto a los derechos fundamentales y a la vida humana de la población palestina.
Hipocresía en el llamado a los “rehenes” y la cobertura mediática manipulada
En una acción inédita, Netanyahu utilizó altavoces para transmitir su mensaje directamente a los rehenes retenidos en Gaza, prometiendo rescatarlos y pidiéndole a Hamas que deponga las armas o enfrentarán consecuencias. Mientras hace ese llamado, su gobierno intensifica el asedio que mantiene a la población civil atrapada en condiciones infrahumanas, sin acceso a lo básico para sobrevivir.
Asimismo, reivindicó el apoyo «secreto» de algunos líderes occidentales mientras denunciaba públicamente la crítica internacional, y atacó a medios y gobiernos que han reconocido la legitimidad del pueblo palestino, calificando esos actos como “vergüenza” y encubriendo así su política expansionista y de negación del derecho palestino a existir.
Negación del derecho palestino y justificación del racismo estructural
Netanyahu afirmó que el rechazo a un Estado palestino no es solo su política, sino la política del pueblo israelí, negando así el derecho al pueblo palestino a un Estado propio y soberano. Calificó a la Autoridad Palestina como “corrupta” y acusó a los palestinos de glorificar el terrorismo y la violencia, ignorando el contexto de ocupación, segregación y violencia colonial que Israel ejerce dócilmente con el respaldo de potencias internacionales.
Su discurso encarna un supremacismo explícito que niega la legitimidad y humanidad de los palestinos, y utiliza de manera cínica el discurso de la lucha contra el terrorismo para justificar crímenes de guerra y violaciones masivas de derechos humanos.
La ONU y la comunidad internacional frente a la barbarie
El discurso de Netanyahu en la Asamblea General de la ONU no solo refleja la brutal realidad del genocidio en Gaza, sino que también evidencia la hipocresía de un Estado que pretende victimizarse mientras perpetúa una limpieza étnica y una ocupación ilegal. Frente a este discurso disfrazado de seguridad nacional, la comunidad internacional tiene la tarea urgente de exigir respeto a los derechos humanos, fin al bloqueo y la ocupación, y respaldo efectivo al legítimo derecho del pueblo palestino a la autodeterminación y a la vida digna.