En un discurso encendido y desafiante, el juez del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil, Alexandre de Moraes, respondió con contundencia a las sanciones impuestas por Estados Unidos en su contra, asegurando que ni él ni el Poder Judicial brasileño se dejarán intimidar por amenazas extranjeras, ni detendrán el proceso penal contra el expresidente Jair Bolsonaro.
«Creen que están tratando con gente como ellos. Creen que también están hablando con milicianos. Pero no es así; están hablando con magistrados del Tribunal Supremo de Brasil», dijo De Moraes, en alusión directa a la presión ejercida por la administración de Donald Trump y al lobby internacional impulsado por el bolsonarismo.
El juez, que fue incluido esta semana en la llamada “lista SDN” del Departamento del Tesoro estadounidense bajo la Ley Magnitsky, calificó la medida como un intento burdo de coacción y un ataque a la soberanía brasileña. “La soberanía nacional no puede, no debe y nunca será vilipendiada, negociada ni extorsionada, pues es uno de los fundamentos de la República Federativa del Brasil”, afirmó durante la apertura del segundo semestre judicial.
El magistrado recalcó que los juicios seguirán su curso, incluyendo los cuatro procesos clave vinculados al intento de golpe de Estado del 8 de enero de 2023. “Las normas procesales del STF ignorarán las sanciones impuestas. Este relator ignorará las sanciones que se le impusieron y continuará trabajando”, aseguró.
El juez no se guardó nada

Además, lanzó duras críticas contra Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente, quien desde EE.UU. estaría promoviendo sanciones económicas y diplomáticas contra Brasil. “La presión, la coerción (…) es inaceptable, so pena de perjudicar la economía brasileña, el sustento de la población y el trabajo de los brasileños”, expresó De Moraes.
El juez denunció que el mismo ‘modus operandi’ que propició el golpe fallido se mantiene activo: “incentivar la imposición de impuestos a Brasil, incentivar la crisis económica (…) que conduce a una renovada inestabilidad social y a la posibilidad de un nuevo golpe de Estado”.
«Amenazas a los presidentes del Congreso brasileño, sin el más mínimo respeto institucional, sin la más mínima modestia, sin la más mínima vergüenza, en un chantaje explícito para intentar obtener una amnistía inconstitucional», agregó de Moraes.
Finalmente, tachó al lobby bolsonarista de ser una “organización criminal” que actúa como “pseudopatriotas que no tuvieron el coraje de permanecer en el país”, y denunció que sus acciones no son otra cosa que “intentos de obstrucción a la justicia” para favorecer a quienes “se creen superiores a la Constitución, la ley y las instituciones”.