Mientras Gaza se desangra bajo las bombas y Cisjordania es devorada por los asentamientos, la gigante tecnológica estadounidense Nvidia profundiza su complicidad con el aparato sionista.
La empresa acaba de anunciar un plan de expansión masiva en Palestina ocupada, específicamente en el norte del territorio, que no solo aumenta su infraestructura, sino también su implicación en la maquinaria de guerra automatizada israelí.
Según un reporte de la radio oficial israelí, recogido por Al Mayadeen, Nvidia planea adquirir 12 hectáreas cerca de su sede en Yokneam, localidad ubicada en el norte de Palestina ocupada, para construir un complejo tecnológico con 180.000 metros cuadrados de infraestructura.
El objetivo es claro: duplicar su plantilla actual, que ya supera los 5.000 empleados en territorio israelí, y convertir a Nvidia en uno de los mayores empleadores de alta tecnología en la zona ocupada.
Chips de Nvidia para la guerra en Gaza

En pleno auge de la industria bélica digital, Nvidia compite directamente con Intel por el dominio del mercado israelí de inteligencia artificial y semiconductores. Mientras Intel tiene más de 9.500 empleados en “Israel”, Nvidia redobla su apuesta con inversiones multimillonarias en infraestructura y talento, muchos de los cuales terminan sirviendo directa o indirectamente al sector militar israelí.
Ya en 2024, la compañía adquirió dos startups israelíes de IA —Run:AI y Deci.ai— por más de 1.000 millones de dólares, fortaleciendo el músculo tecnológico que alimenta sistemas de guerra autónomos.
Uno de los ejemplos más escalofriantes es el sistema Lavender, una herramienta de IA utilizada por Israel para identificar y eliminar objetivos humanos con mínima intervención.
También se han documentado hackeos masivos de cámaras en barrios del sur, en operaciones de vigilancia sistemática.
En diciembre de 2023, Nvidia anunció una donación de 15 millones de dólares para los “afectados por la guerra en Israel”, parte de los cuales fue destinado a apoyar a sus 400 empleados movilizados como reservistas del ejército israelí. Mientras tanto, no hubo ni una mención pública al sufrimiento del pueblo palestino, ni a la devastación en Gaza.
Silencio que legitima

Organizaciones de derechos humanos han denunciado repetidamente que corporaciones como Nvidia y Google están proveyendo tecnología avanzada al servicio de la ocupación, la represión y la vigilancia militar. Sin embargo, estas empresas siguen invirtiendo en la región, incentivadas por exenciones fiscales y convenios estratégicos con el Estado israelí.
La decisión de Nvidia de ampliar su presencia en tierra palestina ocupada, en un momento de máximo repudio internacional a los crímenes cometidos por Israel, no es una neutralidad corporativa: es complicidad estructural.