Una bebé, cuya familia se vio desplazada por el genocidio, murió durante la noche en una tienda de campaña inundada debido a las duras condiciones climáticas. «Llovía sin parar y el frío era fuerte. De repente, encontré a mi bebé inmóvil, muerta», declaró su madre a los pocos periodistas que quedan en la Franja de Gaza.
Según fuentes médicas, Rahaf Abu Jazar, de solo ocho meses, falleció por exposición al frío. El agua, producto de los fuertes aguaceros, se acumuló en la tienda de campaña de su familia en Khan Yunis, al sur del enclave.
La mayoría de los campamentos y tiendas de campaña quedaron bajo el agua, según la Defensa Civil. Los equipos de rescate recibieron más de 2.500 llamadas de ayuda. Por lo pronto, Las familias desplazadas se preparan para lo peor a medida que se intensifica la tormenta.
De acuerdo a datos meteorológicas la velocidad del viento ha ido en aumento, ya supera los 50 km/h y se espera que alcance los 80 km/h. A las deplorables condiciones a las que están sujetos los palestinos, en medio de un invierno que oficialmente inicia en semana y media, se suma la falta de suministros esenciales.
Más de 6.500 camiones están actualmente esperando que Israel les permita ingresar a Gaza con insumos para las bajas temperaturas, «mientras tanto, los niños andan descalzos y con ropa de verano en el frío gélido», denuncia la organización israelí B’Tselem y mantiene la acusación contra «los líderes mundiales y la comunidad internacional siguen haciendo la vista gorda y abandonando a la población de Gaza».

