El presidente del Parlamento iraní, Mohammad Baqer Qalibaf, anunció que los legisladores “están considerando un proyecto de ley para suspender la cooperación con la Agencia Internacional de Energía Atómica”, en respuesta a la conducta poco profesional e imparcial de la agencia nuclear de la ONU.
Así mismo, el lunes 23 de junio en plena sesión del Parlamento, Mohammad Baqer Qalibaf, también señaló que “Irán no tiene planes para actividades no pacíficas, pero el mundo fue testigo claramente de que el OIEA no ha cumplido ninguno de sus compromisos y se ha convertido en un instrumento político”.
La iniciativa parlamentaria se produce en medio de una seria crítica de Irán al OIEA y a su director, el argentino, Rafael Grossi, al que responsabilizan por haber dado argumentos a los ataques de Israel contra Irán, luego que la Junta de Gobernadores del OIEA aprobó el pasado 12 de junio una resolución contra Irán por el presunto incumplimiento de sus obligaciones nucleares, señalamientos que el gobierno de Irán calificó de irresponsables.
El portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Ismail Baghaei, acusó a Grossi de no señalar en la resolución de la OIEA que Irán no está haciendo ningún esfuerzo por conseguir la bomba atómica. Tras esta crítica a Grossi, Ismail Baghaei, señaló que la resolución “fue entonces utilizada como la excusa final por un régimen belicista y genocida para lanzar una guerra de agresión contra Irán y un ataque ilegal contra nuestras instalaciones nucleares pacíficas”.

En este contexto, el domingo 22 de junio, el portavoz de la Comisión de Seguridad Nacional y Política Exterior del Parlamento de Irán, Ebrahim Rezai, informó que “los miembros de la Comisión enfatizaron la necesidad de una respuesta firme, disuasoria y proporcional ante la reciente agresión de Estados Unidos”.
Mientras el régimen sionista iniciaba una guerra de agresión contra Irán el 13 de junio y atacaba instalaciones militares, civiles y medios de comunicación, en el país persa, Estados Unidos intervino el sábado 21 de junio y realizó ataques militares contra tres instalaciones nucleares en Natanz, Fordow e Isfahán, violando el derecho internacional y la soberanía del país persa.
