El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció este miércoles la salida inmediata de toda la delegación diplomática de Israel en el país, tras la interceptación de la Flotilla Global Sumud, que transportaba ayuda humanitaria hacia Gaza. La decisión se produce luego de que las fuerzas israelíes detuvieran a las ciudadanas colombianas Manuela Bedoya y Luna Barreto en aguas internacionales.

“Sale toda la delegación diplomática de Israel en Colombia”, escribió el mandatario en su cuenta de X, en un mensaje que generó repercusiones inmediatas en el ámbito político y diplomático. En el mismo anuncio, Petro informó la denuncia del tratado de libre comercio que Bogotá mantenía con Tel Aviv.
La medida fue tomada tras confirmarse, a través de un comunicado de la Flotilla Global Sumud, que las dos colombianas se encontraban entre los activistas detenidos por Israel. “Un nuevo crimen internacional de Netanyahu”, calificó el jefe de Estado, en referencia al primer ministro israelí.
Petro, además, dio instrucciones a la Cancillería para emprender acciones legales inmediatas: “La Cancillería debe hacer todas las demandas respectivas, incluso en la Justicia israelí”, señaló en su publicación, a la vez que extendió un llamado a la comunidad internacional. “Invito a abogados internacionales a ponerse al servicio de Colombia para apoyar la acción de nuestros representantes legales”, escribió.
El gobierno colombiano reaccionó con dureza a lo que considera una violación del derecho internacional, ya que la interceptación ocurrió en aguas internacionales y contra una misión de carácter civil y humanitario. La flotilla buscaba transportar 5.500 toneladas de alimentos y suministros médicos a la Franja de Gaza, actualmente bajo bloqueo israelí.

Petro se suma a Venezuela
El incidente ha intensificado las tensiones diplomáticas. Con la decisión de Petro, Colombia se suma a los países latinoamericanos junto con Venezuela en romper de facto sus relaciones con Israel, al retirar la representación diplomática del país hebreo en su territorio y cancelar un acuerdo comercial vigente.
Los activistas de la flotilla denunciaron que Israel utilizó cañones de agua contra las embarcaciones y bloqueó deliberadamente sus sistemas de comunicación. Según la organización, el objetivo era impedir la emisión de señales de socorro y “detener la transmisión en directo de su abordaje ilegal”.
La comunidad internacional sigue con atención el caso de Bedoya y Barreto. Organizaciones de derechos humanos han exigido su liberación inmediata, mientras que el gobierno colombiano promete elevar la denuncia a instancias globales.
El gesto de Petro no solo responde a la defensa de las ciudadanas colombianas, sino que se inscribe en una narrativa más amplia de rechazo al bloqueo a Gaza, que Bogotá considera una violación del derecho humanitario. Con este paso, la política exterior colombiana se distancia de manera radical de Israel y se alinea con los países que acusan a Tel Aviv de crímenes de guerra.
La ruptura diplomática abre un nuevo capítulo en la relación bilateral, marcada ahora por la confrontación directa. Mientras tanto, el destino de los activistas detenidos sigue siendo incierto, y la presión internacional crece en torno a las acciones israelíes contra las misiones humanitarias hacia Gaza.