El ministro de Asuntos Exteriores de los Países Bajos, Caspar Veldkamp, renunció al cargo luego de admitir que “no podía implementar la política que considero necesaria” ante la negativa del gabinete a imponer sanciones más severas contra Israel.
En una declaración ante los medios, afirmó: «No confío en que las cosas cambien y mi margen de actuación es limitado».
Renuncia en masa por apoyar a Israel
La dimisión del ministro de Asuntos Exteriores, desató una ola de renuncias en el gobierno interino neerlandés, sumiendo al país en una profunda crisis política. Veldkamp, quien también fue embajador en Israel, expresó su frustración por la falta de consenso en el gabinete para imponer sanciones más severas contra Israel debido a la situación en Gaza y la expansión de asentamientos en Cisjordania.
Su salida desencadenó una dimisión en masa, ministros de Interior, Educación, Sanidad y cuatro secretarios del partido Nuevo Contrato Social (NSC) también abandonaron el gobierno interino de coalición, debilitando seriamente la estructura del Ejecutivo.
El Parlamento neerlandés había estado debatiendo propuestas para endurecer la postura del país hacia Israel, incluyendo un boicot a productos provenientes de asentamientos israelíes en Cisjordania y la prohibición de la compra de armas a Israel.
Sin embargo, estas medidas fueron rechazadas por la mayoría de los diputados, quienes optaron por centrarse en la «destrucción total» del grupo terrorista Hamás y en la imposición de «máxima presión» a los países que respalden a sus líderes .
El jefe de Estado en funciones, Dick Schoof, se vio obligado a reasignar temporalmente cargos debido a los nueve puestos vacantes, generando un contexto de urgencia en la antesala de las elecciones de octubre.
El gobierno neerlandés está en funciones desde junio, tras la salida del ultraderechista Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders debido a desacuerdos sobre la política migratoria. Las elecciones parlamentarias anticipadas están programadas para el 29 de octubre, lo que añade incertidumbre a la estabilidad política del país.
La crisis también ha tenido repercusiones internacionales. El gobierno neerlandés había vetado la entrada a dos ministros israelíes de ultraderecha, Itamar Ben-Gvir y Bezalel Smotrich, por incitar a la violencia contra los palestinos y promover la expansión ilegal de asentamientos en Gaza y Cisjordania. Esta medida fue vista como una presión diplomática hacia Israel.
Esta crisis política refleja una profunda fractura interna respecto a la política exterior: el NSC, particularmente Veldkamp, demandaba medidas concretas en respuesta a la ofensiva israelí en Gaza y la expansión de asentamientos, mientras que sus aliados preferían mantener una postura más moderada o coordinada con la Unión Europea.
