El nuevo presidente de Bolivia deberá enfrentar los siguientes desafíos:
Deuda pública
Diversos informes, incluyendo los del Banco Mundial, indican que Bolivia ha experimentado un aumento en su deuda pública, acompañado de una reducción significativa tanto en las reservas internacionales como en los ahorros fiscales.
Esta tendencia plantea un desafío urgente para la estabilidad financiera del país y la gestión responsable de sus recursos económicos.

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Inflación en niveles máximos
Según datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadísticas, Bolivia cerró el año 2024 con una inflación acumulada del 9.97%, la tasa más alta registrada desde 2008.
Este aumento en los precios impacta directamente el poder adquisitivo de la población y exige políticas económicas efectivas para contener la inflación y proteger el bienestar social.

Déficit comercial creciente
En los últimos meses, Bolivia ha enfrentado un déficit comercial considerable, con un punto crítico en febrero de 2025 cuando se registró un saldo negativo acumulado de 327 millones de dólares.
Esta situación refleja desequilibrios en las exportaciones e importaciones que requieren atención para fortalecer la balanza comercial y fomentar la competitividad internacional.

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Generación de ingresos fiscales e implementación de políticas laborales efectivas
El nuevo presidente de Bolivia enfrentará el enorme reto de impulsar una economía caracterizada por una informalidad que roza el 70%, lo que representa un desafío significativo para la generación de ingresos fiscales y la implementación de políticas laborales efectivas.
Esta alta tasa de informalidad dificulta además el acceso a beneficios sociales y limita la capacidad del Estado para regular y fomentar el desarrollo económico sostenible.
Además, tendrá que manejar un gasto público desbordado que presiona las finanzas estatales y compromete la estabilidad fiscal del país. Controlar y reorientar el gasto público será crucial para garantizar que los recursos se utilicen de manera eficiente, priorizando la inversión en sectores estratégicos que impulsen el crecimiento económico y reduzcan la desigualdad social.
En este contexto, se requiere un liderazgo decidido y una estrategia integral que permita equilibrar las cuentas públicas, formalizar la economía y sentar las bases para un desarrollo más justo y sostenible en Bolivia.