El río Orinoco, uno de los principales sistemas fluviales de Venezuela y de América del Sur, continúa manifestando un incremento sostenido en su nivel de agua, alcanzando este 29 de julio de 2025 una altura de 17,34 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.), lo que representa un aumento de 4 centímetros con respecto al día anterior, según datos oficiales de la estación hidrométrica local. Este nivel no solo supera las marcas registradas recientemente, sino que también refleja una de las crecidas más significativas en años recientes, generando alarma en diversas regiones del país y activando protocolos de emergencia.
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Río Orinoco presenta un escenario preocupante
En los últimos años, el Orinoco ha presentado fluctuaciones en su caudal, pero los niveles registrados en 2025 evidencian un escenario preocupante. Para poner en contexto, comparando con años previos, el río había marcado para la misma fecha las siguientes alturas: en 2018 alcanzó 17,24 m.s.n.m., en 2022 se situó en 16,10 metros, en 2023 bajó a 15,04 metros y en 2024 repuntó a 16,44 metros. La medición actual dobla expectativas y refleja un fenómeno que corticalmente se asocia con las intensas lluvias que azotan la región desde finales de junio, atribuidos a condiciones climáticas extremas en la cuenca hidrográfica.

Ante esta situación, se ha declarado alerta roja en los estados Bolívar, Amazonas y Delta Amacuro, que se encuentran entre las zonas más afectadas por la crecida. Estas tres entidades han sido epicentro de emergencias que afectan a miles de venezolanos, muchos de ellos ubicados en comunidades ribereñas que históricamente se han visto vulnerables a los vaivenes del río. Los gobiernos regionales en coordinación con Protección Civil y otros organismos de atención al desastre han implementado medidas inmediatas para proteger a la población y minimizar los daños.
Emergencia que se intensifica diariamente
Según declaraciones del gobernador del estado Amazonas, esta emergencia se complica cada día más debido a la magnitud de los desbordamientos, la saturación del terreno y las dificultades logísticas para llegar a zonas aisladas. La infraestructura agrícola y habitacional se encuentra en riesgo, y la población afectada supera ya las 4,000 personas en los tres estados, muchas de las cuales han tenido que ser evacuadas o reubicadas temporalmente en centros de atención habilitados por las autoridades.

Las lluvias persistentes, que se han mantenido desde finales de junio, son el principal factor que explica el aumento inusual del caudal. Expertos en hidrología señalan que el río Orinoco recibe un volumen de agua considerablemente mayor al habitual, lo que provoca que su cauce no pueda contener en un solo margen el flujo, generando desbordamientos y afectaciones en zonas aledañas. El fenómeno tiene también implicaciones ecológicas, ya que la fauna y flora micro-regionales sufren alteraciones que podrían afectar los ecosistemas ribereños durante los meses siguientes.
Despliegue en tiempo real para monitorear el nivel del río
La alerta roja implica desde la activación de planes de emergencia hasta la movilización de brigadas de rescate, el establecimiento de centros de asistencia y el despliegue de equipos técnicos para monitorear en tiempo real la evolución del nivel del río. Las autoridades recomiendan a la población en zonas de riesgo mantenerse informada, seguir las indicaciones de los cuerpos de seguridad y en caso de necesitar evacuación, acudir a los puntos señalados en la planificación.

Despliegue de atención integral
Entre las medidas adoptadas, destacan la distribución de ayuda humanitaria, la provisión de alimentos y agua potable, el soporte médico básico y la reparación temporal de vías afectadas, lo cual es fundamental para evitar que las condiciones de emergencia se agraven en los próximos días. Además, se mantiene una vigilancia estrecha para anticipar posibles escenarios de nuevas crecientes que podrían surgir ante la continuación de las precipitaciones intensas.
Cabe señalar que esta situación no solo representa un reto para las autoridades estatales y nacionales, sino también para organismos internacionales y entidades que apoyan la gestión de riesgos en Venezuela, dada la magnitud y complejidad de la emergencia. La coordinación interinstitucional es esencial para garantizar una respuesta eficiente que permita salvaguardar la vida y la integridad tanto de las personas afectadas como del entorno natural.

Fortalecimiento de políticas públicas ante el cambio climático
Finalmente, expertos llaman a la reflexión sobre el impacto del cambio climático en la región, ya que fenómenos hidrometeorológicos extremos parecen ser cada vez más frecuentes, lo que demanda un fortalecimiento de las políticas públicas de prevención, adaptación y mitigación, así como una inversión sostenida en infraestructura hidráulica y sistemas de alerta temprana.
En conclusión, el río Orinoco está marcando un nivel excepcionalmente alto este 2025, superando registros de años anteriores y generando una situación de emergencia en varias regiones del país. La declaración de alerta roja en Bolívar, Amazonas y Delta Amacuro moviliza a las autoridades y comunidades hacia la acción inmediata para enfrentar las consecuencias de esta creciente y proteger a miles de ciudadanos en riesgo. La vigilancia continua, las medidas preventivas y la ayuda humanitaria constituyen actualmente las prioridades en la atención a esta crisis hidrológica que impacta de forma directa la vida y el bienestar de las poblaciones ribereñas venezolanas.