El domingo 19 de octubre, el Museo Louvre en París sufrió el robo más espectacular desde la desaparición de la Mona Lisa en 1911. Un grupo profesional de ladrones irrumpió en la Galería Apolo, famosa por albergar las joyas de la corona francesa, en un asalto rápido y preciso que ocurrió en plena luz del día, tomando por sorpresa a las autoridades y visitantes.

Síguenos en nuestro canal detelegram y mantente informado
Las joyas robadas
Los delincuentes lograron sustraer ocho piezas de joyería histórica, que incluyen collares, pendientes y broches de cuando Napoleón III y su esposa, la emperatriz Eugenia, gobernaron Francia en el siglo XIX. Entre los objetos también estaba una corona perteneciente a María Amelia, reina de las Dos Sicilias, que fue abandonada con daños cerca del museo durante la huida. Estas joyas contienen miles de diamantes y gemas preciosas, cuya pérdida representa un daño incalculable para el patrimonio cultural.

Los ladrones y su modus operandi
La banda actuó con una planificación detallada y profesionalismo. Usaron un camión con escalera extensible para acceder al segundo piso, forzaron una ventana con herramientas eléctricas y rompieron vitrinas para tomar rápidamente los objetos, huyendo en motocicletas en menos de siete minutos. No utilizaron violencia ni generaron pánico, demostrando un conocimiento previo del sitio y la seguridad del museo.

Lee más de: Robo de joyas históricas en el Museo del Louvre conmociona a Francia
Reacción y operaciones policiales
Las alarmas funcionaron correctamente y el personal del Louvre activó los protocolos, pero el grupo logró evadir a la policía, incluso intentando incendiar su vehículo de escape, aunque este fue salvado por un trabajador del museo. Actualmente, alrededor de 60 investigadores trabajan para localizar a los culpables y recuperar las joyas robadas, sospechando la implicación de una organización criminal estructurada.

Este robo ha generado un debate sobre la vulnerabilidad de los museos que custodian tesoros invaluables y la necesidad de reforzar la seguridad en sitios culturales de importancia mundial.
