Un equipo de investigadores de la Universidad Médica Séchenov de Moscú ha desarrollado un fármaco experimental contra la obesidad a partir de una sustancia natural no dañina para la salud, lo que podría abrir la puerta a nuevas estrategias de tratamiento más seguras y accesibles. La base del medicamento es la dihidroquercetina, un potente bioflavonoide derivado de la quercetina que se extrae del alerce siberiano y que se emplea habitualmente como antioxidante.
Según los científicos, la principal ventaja de este desarrollo es su capacidad para reducir el peso de manera eficaz sin comprometer la salud de las personas, a diferencia de muchos fármacos disponibles en el mercado que pueden provocar efectos secundarios severos. Para los investigadores, este tipo de alternativas resulta clave en un contexto en el que la obesidad está estrechamente ligada a determinantes sociales, desigualdades económicas y un acceso desigual a una alimentación saludable.
Los especialistas subrayan que los medicamentos actuales para el control de peso no son adecuados para todas las personas y a menudo generan complicaciones cardiovasculares, digestivas o psiquiátricas. Por ello, sostienen que la búsqueda de soluciones más seguras sigue siendo una tarea urgente para los sistemas de salud pública, especialmente en países donde la obesidad se ha convertido en una epidemia asociada a la pobreza y la precariedad.
En esta fase del proyecto, el principal objetivo del equipo ruso es aumentar la biodisponibilidad de la dihidroquercetina, es decir, mejorar la capacidad del organismo para absorber y utilizar el fármaco.
“Estamos formulando dihidroquercetina con varios compuestos, específicamente, buscando aumentar la biodisponibilidad añadiendo aminoácidos esenciales: lisina, arginina e histidina. Estamos evaluando las formulaciones resultantes y planeamos utilizar la que demuestre ser más efectiva en la siguiente etapa del estudio».
Explican los científicos.
Aunque los resultados preliminares son prometedores, los investigadores advierten que todavía se requieren estudios clínicos adicionales antes de que el fármaco pueda llegar al mercado. De confirmarse su eficacia y seguridad, este tratamiento podría ofrecer una alternativa basada en un compuesto natural que reduzca la dependencia de medicamentos agresivos, contribuyendo a abordar la obesidad como un problema de salud pública y de justicia social, más allá de la lógica puramente comercial de la industria farmacéutica.

