Soy Saleh.
Dejo este testamento,
no como una despedida,
sino como la continuación
de un camino que elegí
con plena convicción.

Síguenos en nuestro canal de telegram y mantente informado
Dios sabe que entregue
todo lo que tenía
mi esfuerzo, mi fuerza
y mi corazón
para ser un apoyo
y una voz para mi pueblo.
He vivido el dolor
y la opresión
en todos sus detalles,
he probado la amargura
y la perdida de los seres más queridos
una y otra vez.
Aun así, nunca deje de mostrar
la verdad tal como es
la verdad que permanecerá
como prueba
contra los que callaron
y como honor para quienes
defendieron, apoyaron
y se mantuvieron junto
a los hombres más nobles,
la gente más digna y generosa:
el pueblo de Gaza.
Si caigo mártir,
sabed que no me he ido…
Ahora estoy en el Paraíso,
junto a mis compañeros
que me precedieron:
con Anas, con Ismail
y con todos los seres queridos
que fueron fieles
a la promesa hecha a Dios.
Os encomiendo que me recordéis
En vuestras oraciones
y que continuéis
el camino después de mí.
Recordadme con obras de caridad,
y mencionad mi nombre cada vez
que escuchéis el adhan o veais la luz
romper la noche de Gaza.
Os encomiendo la resistencia…
el camino que hemos recorrido,
la causa en la que creímos.
No conocimos otro rumbo
para nuestras vidas
ni hallamos sentido en ella
sino en mantenernos firmes en él.
Lee más de: Israel asesina al periodista palestino Saleh Al-Jaafrawi
Os encomiendo a mi padre…
mi amor,
mi ejemplo,
el espejo en el que me veía
y que me veía en mí.
Tú que me acompañaste en la guerra
con todo lo que traía consigo…
Ruego a Dios que nos reúna en el Paraíso
y que estés complacido conmigo,
corona de mi cabeza.
Os encomiendo a mi hermano,
mi maestro
y compañero de camino,
Naji. Naji… he partido hacia Dios
antes de que salieras de la prisión.
Sepas que esto es destino escrito por Él,
y que la añoranza por verte me habita.
Deseé abrazarte,
encontrarte…
pero la promesa de Dios es verdad,
y nuestro reencuentro en el Paraíso
está más cerca de lo que imaginas.
Os encomiendo a mi madre…
Madre mía,
la vida sin ti no es nada.
Eras la súplica que nunca cesaba
y el deseo que nunca moría
Siempre decia:
la palabra no cae,
la imagen no muere.
La palabra es un deber,
y la imagen, un mensaje.
Llevadlas al mundo
como nosotros lo hicimos.
Pedí a Dios que te sanara
y te concediera salud,
y soñé tantas veces con verte viajar
para curarte y volver sonriendo.
Os encomiendo a mis hermanos y hermanas.
La complacencia de Dios
y luego la vuestra es mi meta.
Pido a Dios que os bendiga
y os de una vida tan pura
como vuestros corazones,
a los que siempre quise dar felicidad.
No penséis que mi martirio es el final,
es el comienzo de un largo camino
hacia la libertad.

Soy mensajero de una causa
que quise que llegara al mundo,
al mundo que cierra los ojos
y a los que callan ante la verdad.
Y si escucháis mi noticia,
no lloréis por mí.
He deseado este momento
durante mucho tiempo
y pedí a Dios que me lo concediera.
Alabado sea Dios,
que me eligió para lo que más amaba.
A todos los que me ofendieron
con insultos o calumnias, os digo:
me marcho hacia Dios, mártir
si Él lo permite,
y ante Él se reunirán los adversarios.

¡Oh Dios!
Acéptame entre los mártires,
perdona mis faltas pasadas
y futuras,
y haz que mi sangre sea luz
que ilumine el camino
de la libertad para mi pueblo
y mi gente.
Saleh Amer Fuad Al-Ja´frawi
12 / 10 / 2025
