Es preocupante para la salud pública el desarrollo de los casos de sarampión en Estados Unidos, ya que han alcanzado la cifra más alta en contagios desde el 2019, con más de 700 casos reportados en 24 estados, según las autoridades sanitarias. Esta situación representa un serio desafío para el sistema de salubridad, sin embargo, advierte a la comunidad sobre la relevancia de prevenir a través de la inmunización.
El sarampión se propaga fácilmente
El sarampión, es una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta principalmente a niños, se transmite a través de gotículas (pequeñas gotas de saliva o mucosidad) provenientes de la nariz, boca y garganta de personas infectadas. El virus puede permanecer activo en el aire o sobre superficies hasta por dos horas, lo que facilita su rápida propagación. Los síntomas iniciales incluyen fiebre alta, rinorrea, conjuntivitis y pequeñas manchas blancas en la mucosa de la mejilla, seguidos por un exantema que comienza en la cara y cuello y se extiende al resto del cuerpo.
Aunque la mayoría de los pacientes se recuperan en dos o tres semanas, el sarampión puede causar complicaciones graves, especialmente en niños malnutridos o inmunodeprimidos. Entre estas complicaciones se encuentran la ceguera, encefalitis (inflamación cerebral), diarrea intensa, infecciones del oído y neumonía, algunas de las cuales pueden resultar fatales.
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A pesar de la existencia de una vacuna continúa siendo una causa causa de muerte en niños pequeños
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) destaca que, a nivel mundial, el sarampión sigue siendo una de las principales causas de muerte en niños pequeños, a pesar de la disponibilidad de una vacuna segura y eficaz. No existe un tratamiento antiviral específico para esta enfermedad, por lo que la prevención mediante la vacunación es la herramienta más efectiva para controlar su propagación.

Disminución en las tasas de vacunación
La reciente ola de casos ha generado preocupación en ciudades como El Paso, Texas, donde se han confirmado nuevos contagios. Este brote se suma a un aumento generalizado en todo el país, lo que refleja un repunte significativo en comparación con años anteriores.
El aumento de casos en Estados Unidos se atribuye en parte a la disminución en las tasas de vacunación en ciertas comunidades, lo que ha permitido que el virus resurja y se propague con mayor facilidad. Este fenómeno subraya la necesidad de reforzar las campañas de vacunación y la educación pública para evitar que la enfermedad vuelva a alcanzar niveles epidémicos.

Las autoridades de salud pública están trabajando para contener el brote mediante la identificación rápida de casos, el seguimiento de contactos y la promoción intensiva de la vacunación. Sin embargo, la magnitud del aumento de contagios indica que es fundamental que la población tome conciencia sobre la importancia de mantener al día sus vacunas y las de sus hijos.
Este repunte del sarampión en Estados Unidos también pone en evidencia los retos que enfrenta la gobernanza en salud pública, donde la colaboración entre organismos gubernamentales y la sociedad civil es crucial para implementar políticas efectivas que protejan a la población. La transparencia, la participación ciudadana y el uso de enfoques científicos y tecnológicos son elementos clave para mejorar la respuesta ante emergencias sanitarias.
En resumen, el sarampión ha regresado con fuerza en Estados Unidos, alcanzando su punto máximo en seis años con más de 700 casos en 24 estados. Esta situación resalta la urgencia de fortalecer la vacunación y la educación sanitaria para prevenir complicaciones graves y salvar vidas. La colaboración entre autoridades y ciudadanos es esencial para controlar este brote y evitar que la enfermedad vuelva a convertirse en una amenaza masiva para la salud pública.