Desde 2011, el Caribe experimenta una invasión de Sargazo, una macroalga flotante que transforma drásticamente sus costas.
Este fenómeno, impulsado por factores climáticos y el enriquecimiento de nutrientes, dio origen al Gran Cinturón Atlántico de Sargazo (GASB).
En mayo de 2025, el GASB alcanzó un récord histórico de 37.5 millones de toneladas métricas, un 40% más que el récord anterior de junio de 2022.
Esta situación ya no representa un evento esporádico, sino una «nueva normalidad» que exige un cambio fundamental en las estrategias de gestión y adaptación regional.
Los impulsores de una floración sin precedentes

Según expertos, una compleja interacción de factores oceanográficos, climáticos y de enriquecimiento de nutrientes impulsa la proliferación masiva de Sargazo.
El calentamiento de los océanos crea condiciones óptimas para su crecimiento (18°C a 30°C). Los cambios en la circulación oceánica y los patrones de viento, como la Oscilación del Atlántico Norte (NAO) negativa en 2009-2010, empujaron el Sargazo desde el Mar de los Sargazos hacia el Atlántico tropical.
En esta nueva región, encontró un «paraíso» de aguas cálidas, abundancia de nutrientes y luz solar durante todo el año, lo que estableció una nueva población autosostenible.
Las fuentes de nutrientes son diversas y complejas:
- Escorrentía terrestre: Las descargas de grandes cuencas fluviales como el Amazonas, Misisipi, Congo y Orinoco transportan un exceso de nutrientes (fertilizantes agrícolas, deforestación, aguas residuales urbanas) al océano.
- Enriquecimiento antropogénico de nitrógeno: Los tejidos del sargazo muestran un aumento del 35% en nitrógeno desde la década de 1980, vinculado directamente con el enriquecimiento global de nitrógeno de origen humano.
- Deposición atmosférica (polvo del Sahara): El polvo del desierto del Sahara, rico en hierro y fósforo, es transportado por los vientos hacia el Atlántico, contribuyendo a las floraciones.
- Mezcla vertical oceánica: Modelos recientes sugieren que esta mezcla es la principal fuente de nutrientes que impulsa las floraciones masivas en el Atlántico tropical. Un estudio encontró que «desactivar los nutrientes fluviales en el modelo solo redujo la biomasa en alrededor del 15%», mientras que «eliminar la mezcla oceánica profunda provocó el colapso completo de las floraciones».
Un impacto que asfixia al Caribe

Las enormes cantidades de Sargazo forman «mareas marrones» cerca de la costa, asfixiando ecosistemas marinos como los arrecifes de coral, praderas marinas y manglares al bloquear la luz solar. Esto interrumpe directamente la disponibilidad de alimento y hábitat para otras especies.
La descomposición del Sargazo por otro lado, consume grandes cantidades de oxígeno del agua, creando «zonas muertas» que provocan la mortandad masiva de peces, cangrejos y organismos bentónicos.
Las esteras de Sargazo también impiden que las tortugas marinas adultas desoven y que las crías lleguen al océano. Los pescadores reportan cambios sustanciales en las pesquerías, con la desaparición de especies locales.
El Sargazo en descomposición libera materia orgánica disuelta, turbiando y decolorando el agua. También lixivia metales pesados (arsénico y cadmio) y microplásticos.
Las acumulaciones de Sargazo amplifican la erosión costera, y su remoción mecánica a menudo arrastra arena y vegetación de dunas.
Impacto económico a gran escala

Las playas cubiertas de Sargazo, con su aspecto desagradable y olor fétido, ahuyentan a los turistas. Esto provoca caídas sustanciales en las reservas (por ejemplo, del 20-30% en las Bahamas y hasta el 60% en la República Dominicana).
Los cierres de playas son frecuentes. Los costos de limpieza son astronómicos, con estimados de 120 millones de dólares en todo el Caribe en 2018, y 25.000 dólares diarios en las Islas Vírgenes de EE.UU. en 2022.
El Sargazo enreda las artes de pesca, dificulta el acceso a los caladeros y reduce las tasas de captura e ingresos de los pescadores. También puede obstruir las tuberías de toma de agua de infraestructuras críticas como plantas desalinizadoras y centrales eléctricas.
Asimismo, el sulfuro de hidrógeno emitido durante la descomposición corroe cables de cobre y equipos electrónicos.
A pesar de los impactos negativos, el sargazo presenta una oportunidad para transformarlo en una materia prima valiosa, impulsando el desarrollo de una «economía azul». La investigación y el desarrollo exploran una amplia gama de usos potenciales:
- Biocombustibles: El sargazo es una fuente prometedora para producir biogás, bioetanol y biodiésel. Compañías como SarGas en Granada utilizan digestores que transforman el sargazo en metano.
- Fertilizantes: El sargazo, rico en nutrientes como nitrógeno, fósforo, potasio y micronutrientes, es un excelente fertilizante orgánico. Sin embargo, su contenido de sal y metales pesados requiere un tratamiento previo.
- Bioplásticos: El sargazo se puede utilizar para crear bioplásticos biodegradables, una alternativa sostenible a los plásticos convencionales.
- Alimentos para animales: Procesado adecuadamente, el sargazo puede ser una fuente de alimento para el ganado y aves de corral.
- Materiales de construcción: Se explora su uso en ladrillos, bloques y paneles aislantes.
A pesar de los esfuerzos y la búsqueda de soluciones innovadoras, el panorama que el Sargazo proyecta sobre el Caribe dista de ser alentador. La magnitud sin precedentes de las afluencias, impulsadas por factores climáticos y de nutrientes que parecen estar fuera de un control inmediato y local, sugiere que la «nueva normalidad» es, de hecho, una crisis en escalada constante.