El expresidente francés Nicolás Sarkozy condenado a 5 años de prisión, regresó este lunes a su casa del distinguido barrio XVI de París, después de haber pasado tres semanas «de pesadilla» en la cárcel mientras aguarda a que se resuelva su apelación con la celebración de un nuevo juicio en 2026 sobre la financiación ilegal de su campaña presidencial de 2007.
Con una tímida acogida de seguidores, tanto en la salida de la prisión parisina de La Santé como a la llegada de su residencia, Sarkozy, de 70 años, no hizo declaraciones a los medios tras su puesta en libertad «bajo control judicial», que incluye, como gran novedad, la prohibición de contactar con el actual ministro de Justicia, su amigo Gérald Darmanin.
«Quiero agradecer la humanidad excepcional del personal penitenciario porque ellos han convertido esta pesadilla de la cárcel en algo soportable», abundó el exjefe de Estado, que ha ocupado las tres semanas detrás de las rejas en escribir sobre esta experiencia y en hacer deporte, según sus abogados.
Los abogados del antiguo presidente hicieron valer ante el Tribunal sus argumentos para la puesta en libertad inmediata de su cliente, al estimar que no representaba un peligro a la hora de destruir posibles pruebas.
Asimismo, defendieron que Sarkozy no iba a dejar el país porque toda su familia reside en él y advirtieron de que la prisión suponía un real peligro para su seguridad.
Cortesía EFE

