184 millones de usuarios están con el grito en el cielo. Se filtraron datos de todo tipo; desde credenciales de Apple y Google hasta inicios de sesión en redes sociales y cuentas bancarias.
Increíblemente, la base de datos que contenía esta información no estaba cifrada ni protegida con contraseña.
La base de datos localizada por Fowler, de acceso público, contenía 184.162.718 combinaciones únicas de correos electrónicos y contraseñas vinculadas a servicios como Google y productos de Microsoft, así como a redes sociales como Facebook, Instagram y Snapchat, según informa ZDNet. En la filtración también había información procedente de cuentas bancarias, servicios de salud y portales gubernamentales.
Muchas personas tratan sus cuentas de correo como si fueran almacenamiento gratuito en la nube, acumulando durante años documentos sensibles como formularios fiscales, historiales médicos, contratos y contraseñas, sin tener en cuenta su sensibilidad. Esto puede suponer un grave riesgo de seguridad si los delincuentes acceden a miles o millones de cuentas’, dice Fowler.
«Personas con malas intenciones siguen dedicando ingentes cantidades de tiempo y recursos a hallar formas más creativas y eficaces de robar los datos de los consumidores, y no cejaremos en nuestros esfuerzos por detenerlos», ha dicho Craig Federighi, vicepresidente sénior de Ingeniería de Software de Apple.
«Mientras sigan creciendo las amenazas a los datos de los consumidores, continuaremos buscando formas de contraatacar en nombre de nuestros usuarios desarrollando protecciones aún más capaces».
La industria del secuestro de datos
Las amenazas a los datos de los usuarios, que casi se triplicaron entre 2013 y 2022, con 2.600 millones de registros comprometidos en los últimos dos años, se agravaron en 2023.
Sólo en Estados Unidos, durante los primeros nueve meses de 2023, las filtraciones aumentaron casi un 20 % con respecto al año anterior. Esto genera una situación de alarma mundial donde nadie se queda afuera.