El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, afirmó que es sionista y cree en los derechos del pueblo judío.
En su intervención en el Foro Nacional para Combatir el Antisemitismo, afirmó que nadie en el país debería tener miedo de etiquetarse como tal.
«La indiferencia cada vez más generalizada y ensordecedora hacia el creciente antisemitismo o incluso su racionalización no es normal. El uso cada vez más frecuente del término sionismo como un término peyorativo, a pesar de que simplemente significa creer en el derecho del pueblo judío, como de todos los demás, a determinar su propio futuro, no es normal», afirmó.
La Embajada de Israel en Canadá recibió con agrado la declaración de Trudeau en «horas tan oscuras para los judíos en Canadá y en todo el mundo».
La relatora especial de la ONU para los derechos humanos, Francesca Albanese, salió al cruce y dijo que el sionismo viola el derecho de los palestinos a la autodeterminación.
«El antisemitismo, como todo racismo, es repugnante y debe ser combatido como un deber legal y moral. Pero oponerse a él no debe significar ignorar los derechos de los demás», escribió Albanese en X.
«Ninguna ideología justifica la desposesión de un pueblo o la negación de su derecho a la autodeterminación. Canadá tiene la obligación legal de apoyar, no obstruir, la autodeterminación palestina; no hacerlo puede tener consecuencias legales en virtud del derecho internacional. Los canadienses deben ser plenamente conscientes de ello», señaló la relatora ONU.
El año pasado, Trudeau había dicho que el sionismo «no es una mala palabra», al tiempo que pedía una solución de dos Estados para la guerra entre Israel y Hamás para garantizar una «paz integral, justa y duradera».
La declaración de Trudeau llega en un momento en que se aproxima su reemplazo, ya que el Partido Liberal elegirá a un líder para reemplazarlo. Trudeau anunció a principios de enero que planeaba renunciar, abrumado por los pésimos números de las encuestas y el disenso interno del partido.