Lo que parecía una solución salina inocua, habitual en clínicas y hospitales, se ha convertido en una amenaza letal en Perú. Siete personas, entre ellas un bebé y una joven de 26 años, han fallecido tras recibir un suero fisiológico fabricado por Medifarma, que contenía hasta seis veces más sodio de lo permitido. La joven, ingresada por un simple resfriado, desarrolló muerte cerebral tras la administración del suero defectuoso.
La cadena de negligencias no se detiene ahí. La primera muerte se registró el 28 de febrero, pero la alerta sanitaria solo se emitió semanas después, el 24 de marzo, evidenciando graves omisiones tanto de la farmacéutica como de las autoridades sanitarias. El Ministerio de Salud peruano ordenó el retiro total del lote afectado, mientras la Procuraduría presentó una denuncia penal contra los responsables legales de Medifarma, señaló France24.
La fiscalía ya investiga a tres trabajadores, dos supervisores y una gerente por delitos contra la salud pública, y más personas podrían ser investigadas o detenidas. Este caso expone la importancia de la regulación y vigilancia de los medicamentos. Hasta un suero mal elaborado puede resultar fatal, y la salud no puede ser un negocio descontrolado.