La tensión entre Estados Unidos, Taiwán y China ha alcanzado niveles sin precedentes en 2025, marcando un punto crítico en la geopolítica del Indo-Pacífico. Las acciones recientes de las tres partes sugieren que el otrora llamado «equilibrio estratégico» podría estar al borde de una transformación significativa.
Washington en su guerra contra China usa la seguridad de Taiwán, la senadora estadounidense Tammy Duckworth visitó la isla los días 28 y 29 de mayo. Acompañada por la gobernadora de Guam, Lourdes A. Leon Guerrero, Duckworth donde enfatizaron la importancia de fortalecer las relaciones en materia de seguridad regional, comercio e inversión.
La visita, coordinada por el Instituto Americano en Taiwán, destaca la creciente preocupación de EE. UU. por las aspiraciones de China de recuperar Taiwán y la relevancia estratégica de la isla como líder en la producción de semiconductores.
En ese sentido, el Ministerio de Defensa Nacional de Taiwán publicó su «Revisión Cuatrienal de Defensa de 2025», en la que define a Estados Unidos como un «importante socio estratégico».
El informe señala la intención de profundizar la cooperación en defensa mediante el intercambio de inteligencia y la realización de ejercicios militares conjuntos.
«Nuestras Fuerzas Armadas continuarán manteniendo los canales de comunicación con Estados Unidos y avanzando en una cooperación estratégica en defensa y seguridad en múltiples campos y niveles», indica el documento.
China responde con maniobras militares
En respuesta a las acciones de EE. UU. y Taiwán, China intensifica sus actividades militares cerca de la isla. El Ejército Popular de Liberación realizó ejercicios militares sorpresivos alrededor de Taiwán, desplegando buques y aviones de combate para demostrar su capacidad de acercarse a la isla desde múltiples direcciones. Estas maniobras se interpretan como una advertencia a las autoridades taiwanesas y a sus aliados occidentales.
En paralelo, China muestra ante Estados Unidos su alianza con Rusia, el ministro de Exteriores de China, Wang Yi, visitó Moscú para reunirse con su homólogo en lo que supone una nueva demostración de la sintonía entre ambas capitales.
Wang Yi dijo a su llegada que la política exterior de Donald Trump demuestra que «Estados Unidos está enfermo, pero obliga a otros a recibir tratamiento», en referencia a la política arancelaria del mandatario estadounidense. Por ello, el canciller chino avisa de que «la política de América Primero no se puede conseguir acosando a los demás».

El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Mao Ning, declaró: «La operación militar pertinente de China es una medida necesaria, legal y legítima para defender la soberanía, la seguridad y la integridad territorial del país. Es una respuesta decidida a la connivencia y el apoyo obstinados de fuerzas externas a la ‘independencia de Taiwán'».
Escalada de tensiones en China y preocupaciones globales
La situación genera preocupación internacional. Expertos advierten que una eventual retoma de Taiwán por parte de China podría alterar radicalmente el orden mundial. Según el profesor Kerry Brown del King’s College de Londres, «China pasaría a ser vista como un enemigo del occidente político», y el control de Taiwán permitiría a China dominar rutas clave de comercio y energía en Asia.
Asimismo, documentos filtrados del Pentágono revelan que Estados Unidos considera la prevención de una toma de Taiwán por parte de China como su principal prioridad. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, firmó un memorando que sugiere que EE. UU. asumirá riesgos en otras regiones para concentrarse en lo que denominan la amenaza china.
La dinámica entre Estados Unidos, Taiwán y China en 2025 refleja una compleja interacción de intereses estratégicos, económicos y políticos. Mientras EE. UU. refuerza su apoyo a Taiwán y China intensifica su presión militar, la comunidad internacional observa con creciente inquietud.
La posibilidad de una confrontación directa no puede descartarse, y el futuro de la región dependerá de la capacidad de las partes involucradas para gestionar sus diferencias sin recurrir al conflicto armado.