Un amplio estudio internacional liderado por la Universidad de Oslo y con la participación de destacados centros españoles como el Instituto Guttmann y la Universidad de Barcelona ha roto con una creencia largamente asentada: que un mayor nivel educativo ralentiza el deterioro cognitivo en la vejez. Publicada en la revista Nature Medicine, esta investigación, enmarcada en el consorcio europeo Lifebrain, ha analizado datos de más de 170.000 personas mayores de 50 años provenientes de 33 países y abarca hasta 28 años de seguimiento, señaló EFE.
Javier Solana, director de investigación del Instituto Guttmann, explica que la educación aporta una reserva cognitiva inicial superior, ofreciendo una “posición de salida de ventaja”, pero que el deterioro avanza de manera paralela para todos los grupos, independientemente del nivel educativo.
El mensaje que subyace es claro: la educación, fundamental desde la infancia, debe complementarse con un enfoque integral a lo largo de la vida. La salud cerebral demanda hábitos saludables como actividad física regular, alimentación adecuada, sueño reparador y relaciones sociales satisfactorias. Además, Solana destaca la importancia de mantener la mente activa mediante actividades desafiantes, subrayando que el desafío cognitivo debe renovarse continuamente para fomentar el bienestar mental duradero.