La relación entre el presidente francés Emmanuel Macron y la primera ministra italiana Giorgia Meloni atraviesa uno de sus momentos más complejos en la historia reciente de la política europea.
Las tensiones entre ambos líderes, marcadas por desacuerdos ideológicos y una guerra abierta de declaraciones, han generado preocupación sobre la estabilidad y cohesión dentro de la Unión Europea.
Cronología de un distanciamiento público

El enfrentamiento entre Macron y Meloni se ha ido gestando en distintas etapas, dejando episodios de fricciones que reflejan profundas diferencias políticas y estratégicas entre Francia e Italia.
Noviembre de 2022: Meloni rechaza permitir el desembarco del barco humanitario ‘Ocean Viking’, lo que provoca una respuesta de Francia que aumenta controles fronterizos y suspende temporalmente la acogida de migrantes desde Italia. Meloni califica la reacción francesa de “agresiva” e “injustificada”.
Junio de 2024: En la cumbre del G7, Meloni elimina la referencia al derecho al aborto en el comunicado final, gesto que genera una abierta desaprobación por parte de Macron y evidencia la brecha ideológica entre ambos. El distanciamiento se refleja en la comunicación no verbal y la frialdad palpable durante el evento.
Mayo de 2025: Meloni se ausenta de la reunión clave en Tirana sobre el apoyo a Ucrania, lo que Macron critica públicamente como falta de compromiso italiano. Meloni responde negando la intención y reafirmando la negativa de Italia a enviar tropas, lo que profundiza la disputa.
Junio de 2025: Macron realiza una visita a Roma en un intento por suavizar las relaciones, abordando temas comerciales, de seguridad y cooperación industrial, pero persiste la tensión subyacente entre ambos gobiernos.
Una fractura simbólica para la Unión Europea

La disputa entre Macron y Meloni va más allá de un simple desacuerdo personal. Representa la división entre dos visiones contrapuestas dentro del bloque europeo: la de un progresismo liberal defendido por Macron, y un conservadurismo nacionalista liderado por Meloni.
Esta fractura se manifiesta en temas sensibles como los derechos reproductivos, la política migratoria y la postura frente a conflictos internacionales, afectando la capacidad de la UE para presentar un frente unido ante desafíos globales.
La cuestión del apoyo a Ucrania sigue siendo un punto de fricción persistente entre ambos líderes.
Expertos en relaciones internacionales advierten que, si bien ambos líderes han expresado su disposición para el diálogo, la persistencia de estas diferencias podría complicar futuros consensos y acuerdos en la Unión Europea, debilitando su liderazgo y cohesión.
La visita de junio de 2025: ¿Un verdadero deshielo o tregua táctica?
La reciente visita de Macron a Roma en junio de 2025, si bien se presentó como un intento de suavizar las relaciones, se percibió más como una tregua táctica impulsada por la pragmática necesidad que por una genuina reconciliación.
Tanto Francia como Italia, siendo dos de las economías más grandes de la Unión Europea y vecinos geográficos clave, comparten intereses económicos y de seguridad que exigen cooperación.
La agenda se centró en la colaboración industrial, especialmente en sectores estratégicos como la defensa, y en la estabilidad del Mediterráneo, donde ambos países tienen intereses vitales.
Si bien Meloni ha mantenido un firme apoyo material a Kiev, ha sido inflexible en su negativa a enviar tropas italianas, una postura que contrasta notablemente con la retórica de Macron, quien ha abierto la puerta a tal posibilidad.
Esta divergencia no solo evidencia una brecha en la estrategia militar, sino que también influye en la conformación de alianzas dentro de la UE, donde la posición de cada país respecto a Ucrania es un factor crucial en la reconfiguración de pesos y contrapesos políticos.
La visita de Macron pudo haber sido un intento de acercar posturas, o al menos de comprender mejor la inquebrantable línea roja italiana en este asunto.