Una investigación publicada por The New York Times ha sacado a la luz negociaciones secretas que la administración de Donald Trump sostuvo con el gobierno de Venezuela para realizar un intercambio de ciudadanos estadounidenses detenidos en su territorio, a cambio de migrantes venezolanos deportados y secuestrados en El Salvador. Este acuerdo, que se intentó concretar durante varios meses, finalmente no se materializó debido a conflictos internos dentro de la administración estadounidense y falta de coordinación entre sus representantes.
Sigue conectado a las noticias en nuestro canal de telegram
Detalles del acuerdo y actores involucrados
Según el reportaje de The New York Times, el secretario de Estado Marco Rubio lideró la iniciativa para cerrar un acuerdo con el Gobierno Venezolano. La propuesta contemplaba la liberación de aproximadamente 80 presos «políticos venezolanos» y 11 ciudadanos estadounidenses encarcelados en Venezuela, a cambio de la devolución de cerca de 250 migrantes venezolanos que Estados Unidos envió a El Salvador, donde permanecen secuestrados, desde marzo de 2025.
Estos migrantes, muchos de ellos sin antecedentes penales, fueron enviados a El Salvador bajo un acuerdo bilateral en el que el gobierno salvadoreño aceptó alojarlos en una prisión de máxima seguridad, conocida como el Centro de Confinamiento para Terrorismo (CECOT). La administración Trump justificó estas deportaciones bajo la acusación de que los migrantes estaban vinculados a la peligrosa organización criminal Tren de Aragua, aunque esta afirmación ha sido cuestionada por abogados y defensores de derechos humanos.
Negociaciones paralelas y falta de coordinación
The New York Times menciona que el proceso de negociación se complicó debido a que, el enviado especial presidencial para Venezuela, Richard Grenell, trabajaba en una propuesta alternativa con condiciones diferentes. Rubio buscaba el intercambio directo de presos por los migrantes secuestrados en El Salvador, mientras que Grenell le ofrecía al gobierno venezolano la extensión de la licencia para que la empresa petrolera Chevron continuara operando en Venezuela.
Ambos equipos negociaban con el mismo interlocutor venezolano, Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional, pero la falta de comunicación y coordinación entre los representantes estadounidenses generó confusión y terminó por impedir la concreción de cualquier acuerdo. Esta división interna reflejó las tensiones políticas dentro de la administración Trump en cuanto a su «estrategia hacia Venezuela».
Consecuencias para los migrantes y presos involucrados
El fracaso del acuerdo dejó a los aproximadamente 250 migrantes venezolanos secuestrados en El Salvador en una situación precaria, aún recluidos en condiciones severas en el CECOT. Por su parte, los ciudadanos estadounidenses encarcelados en Venezuela permanecen sin solución a su situación.
The New York Times destaca que, a pesar de que la Casa Blanca había sostenido públicamente que no tenía control sobre los migrantes deportados y secuestrados en El Salvador, en la práctica utilizó a estas personas como piezas de negociación en las conversaciones con Venezuela. Esta contradicción ha generado críticas sobre la transparencia y ética de la administración Trump en el manejo de la crisis migratoria y política.
Reacciones internacionales y humanitarias
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, también fue parte indirecta de esta dinámica, ya que su gobierno aceptó recibir a los migrantes deportados y ha sido cuestionado por mantenerlos secuestrados en las instalaciones del CECOT.
Organizaciones internacionales y defensores de derechos humanos han expresado preocupación por el trato que reciben los migrantes secuestrados, además, la deportación masiva utilizando su «criminalización» para violar sus derechos fundamentales.
Contexto político y migratorio según The New York Times
Esta situación se enmarca en un contexto de creciente presión migratoria en Estados Unidos, donde la administración Trump implementó políticas estrictas, donde incluye la deportación acelerada de migrantes y la externalización de la gestión migratoria hacia países como El Salvador.
La investigación realizada por The New York Times revela que, además de las negociaciones con Venezuela, el gobierno estadounidense intentó establecer acuerdos con otros países para recibir deportados, a menudo enfrentando rechazos.
La revelación de estas negociaciones fallidas pone en evidencia las complejidades y contradicciones en la política migratoria y diplomática de la administración Trump, dice The New York Times. Donde el intento de intercambio de presos y migrantes refleja un enfoque pragmático de desasearse de lo que en esa administración consideran basura, y donde los derechos humanos quedaron subordinados a intereses políticos y estratégicos.
The New York Times concluye que esta historia es un ejemplo de cómo las crisis migratorias y políticas pueden ser instrumentalizadas en negociaciones internacionales, afectando directamente la vida de miles de personas en situación de vulnerabilidad.