Trinidad y Tobago insiste en negar que el Caribe sea una zona de paz en la reciente cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe.
“En el contexto de la realidad que ha vivido Trinidad y Tobago durante las últimas dos décadas, resulta evidente que nuestro país no se encuentra en una zona de paz, dado el impacto desproporcionado que tiene la delincuencia transnacional en nuestra región y, concretamente, en Trinidad y Tobago, en lo que respecta al tráfico de drogas y la trata de personas. Se trata de un desequilibrio entre estas realidades” afirmó en el foro el Secretario parlamentario del Ministerio de Relaciones Exteriores y Asuntos de la CARICOM, Nicholas Morris.
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Estos argumentos ya fueron expuestos por la primera ministra de esa nación caribeña, Kamla Persad Bissessar, durante la 80 semana de alto nivel de Naciones Unidas, en septiembre.
“La idea de que el Caribe es una zona de paz se ha convertido en un ideal falso. La realidad es cruda: hoy en día no existe tal paz”, afirmó.
Estas declaraciones constituyen un ataque a la declaración del Caribe como Zona de Paz, emitida en 2014 en La Habana, Cuba, durante la IX Cumbre de la CELAC.
Trinidad y Tobago: pedir paz, haciendo la guerra
Para la actual administración de Trinidad y Tobago, desconocer la paz del Caribe es una estrategia de ataque a los bloques regionales y al gobierno de Venezuela.
Desde el inicio de su mandato, en mayo, la primera ministra ha tomado posturas hostiles hacia Venezuela, plegándose a las políticas de Estados Unidos en la región.
En junio anunció que usaría fuerza letal contra embarcaciones pequeñas provenientes de Venezuela, luego de que el ministro del interior de la República Bolivariana, Diosdado Cabello, denunciara la presencia de un nacional trinitobaguense en una banda criminal desactivada en territorio venezolano.
Por demás, la primera ministra ofreció su territorio nacional como base militar en el escenario de una invasión estadounidense a Venezuela, durante el despliegue militar naval de esa nación norteña en aguas inmediatas a Venezuela. Bajo esta instrucción, se encuentra el Grupo Anfibio Listo y el Grupo de Tarea Conjunta del Comando Sur.
Recientemente, a finales de octubre, el buque de guerra estadounidense USS Gravely estuvo cuatro días en puerto de Puerto España, supuestamente en misiones de colaboración. En este contexto, Venezuela advirtió sobre la posible colusión para cometer un acto de casus belli o falso positivo.
Trinidad y Tobago ¿Sin el Caribe?
“Por ello, es urgente que nuestros países colaboren en la búsqueda de medidas más eficaces en la lucha común contra la delincuencia transnacional, en particular el tráfico ilícito de estupefacientes”, afirmó el representante trinitobaguense.
El Caribe ya tiene creados sus mecanismos para el combate a los narcóticos. Uno de ellos es el acuerdo ShipRaid, que establece las formas de detención en alta mar en la región. Estados Unidos forma parte de esta asociación, sin embargo, lo viola al atacar con misiles las embarcaciones pequeñas en aguas territoriales.
Desde el 2 de septiembre, las fuerzas estadounidenses han conducido más de 15 ataques cinéticos dejando cerca de 70 asesinados en aguas del Caribe. Trinidad y Tobago ha apoyado estas ejecuciones extrajudiciales.

El Caribe, además, no precisa de ayuda militar extranjera. Uno de los mecanismos militares regionales es el Sistema de Seguridad Regional (RSS) comandado temporalmente por Santa Lucía.
Otra estrategia divisionista del actual gobierno de Trinidad y Tobago ha sido negar la unidad y pertinencia de Caricom como estructura regional. San Vicente y las Granadinas, así como Barbados, rechazaron la presencia militar estadounidense en aguas del Caribe, mientras que el bloque emitió un comunicado en el que demandaba que las acciones antinarcóticos en la región se ejecutaran bajo la legalidad.
Trinidad y Tobago fue la única nación del grupo que se abstuvo de firmar esta declaración.

