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Trump pone fin a 89 años de intervencionismo mediático ¿Justicia o un cambio de formato?

En una medida que marca un cambio radical en la política exterior de Estados Unidos, el presidente Donald Trump ha ordenado el cierre de la Voz de América (VOA) y otras emisoras administradas por la International Broadcasting Bureau (IBB), poniendo fin a casi nueve décadas de difusión financiada por el gobierno estadounidense. 

La administración del presidente Donald Trump a través de la agencia que dirige Elon Musk DOGE ha implementado significativos recortes en la Agencia de Estados Unidos para los Medios Globales (USAGM), afectando a medios como la Voz de América (VOA) y Radio y TV Martí entre muchos otros.

Esta decisión, que se suma al desmantelamiento de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), reflejando una inclinación de la administración Trump hacia el desmantelamiento de estructuras que han sido clave en el intervencionismo estadounidense en diversas regiones del mundo.

La Voz de América (VOA) ha sido acusada de ser utilizada en operaciones de cambio de régimen en toda su historia. Durante la Guerra Fría, se le atribuyó un papel en eventos como el derrocamiento de Jacobo Árbenz en Guatemala en 1954, la invasión de Bahía de Cochinos en Cuba en 1961, el golpe de Estado contra Juan Bosch en la República Dominicana en 1963 y la ocupación de este país en 1965.

Además, en 1989, la VOA amplió su programación en mandarín y cantonés para informar a China sobre el movimiento a favor de la democracia, incluyendo las protestas en la Plaza de Tiananmen.

¿El fin de un brazo mediático del gobierno de EE.UU?

La International Broadcasting Bureau (IBB) es la agencia responsable de supervisar los medios de comunicación internacionales financiados por el gobierno de Estados Unidos. Bajo su administración se encontraban no solo la Voz de América, sino también Radio Europa Libre/Radio Libertad, Middle East Broadcasting Networks y Radio Free Asia, todas emisoras que históricamente han sido utilizadas como herramientas de propaganda en conflictos geopolíticos.

Con el cierre de estas emisoras, aproximadamente 1,300 empleados en su mayoría extranjeros serán deportados a sus países de origen, mientras que la transmisión de estos medios cesó en la noche del 15 al 16 de marzo de 2025.

Patrón de desmantelamiento de instituciones asociadas al intervencionismo

Esta decisión no es un caso aislado dentro de la administración Trump. El cierre de la VOA y las emisoras del IBB sigue la misma línea de acción que llevó al desmantelamiento de la USAID, agencia que durante décadas financió proyectos en el extranjero con el pretexto del desarrollo, pero que en múltiples ocasiones fue señalada de fomentar desestabilización en gobiernos no alineados con la política estadounidense.

De acuerdo con fuentes del Departamento de Estado, el cierre de la USAID fue precedido por una revisión interna que determinó que el 83% de sus programas eran ineficaces o servían para financiar actividades que no beneficiaban directamente a EE.UU. 

En consecuencia, más de 5,200 contratos fueron cancelados y el financiamiento fue redirigido a otras áreas de la administración. En palabras del secretario de Estado Marco Rubio, «es hora de terminar con la burocracia ineficaz y concentrarnos en una política exterior que realmente beneficie a los estadounidenses».

Elon Musk y la reestructuración gubernamental

Elon Musk, quien lidera el recientemente creado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), respaldó abiertamente la eliminación de la VOA y otras agencias gubernamentales que han sido consideradas obsoletas. 

Algunos analistas según reseñó Reuters Institute Digital News Report 2023, menos del 30 por ciento de las personas en todo el mundo confía en los medios tradicionales, mientras que más del 50 prefiere informarse a través de redes sociales y plataformas digitales lo que podría explicar dicho cierre para migrar hacia otros formatos.

En noviembre de 2022, Musk afirmó que «Twitter era como una fuente abierta de noticias» y destacó que «la cobertura del colapso de FTX es incomparablemente más rápida y de mejor calidad en Twitter que en los medios de comunicación de la vieja escuela»

Este argumento ha sido utilizado por la administración Trump para justificar el cierre de organismos que han sido criticados por su papel en la propaganda internacional. 

No obstante, la medida ha generado preocupación en sectores diplomáticos, que ven en ella un retroceso en el compromiso de EE.UU. con la “promoción de la democracia en el mundo”.

Michael Abramowitz, director de Voice of America afirmó. «Me entristece profundamente que, por primera vez en 83 años, la histórica Voz de América esté siendo silenciada», dijo Abramowitz en una publicación en LinkedIn, añadiendo que ha desempeñado un papel importante «en la lucha por la libertad y la democracia en todo el mundo».

Las medidas implementadas por la administración de Musk han resultado en la eliminación de más de 100.000 puestos de trabajo dentro de la fuerza laboral civil federal, que comprende 2,3 millones de empleados. Además, se ha procedido a la congelación de la ayuda exterior y a la cancelación de miles de programas y contratos gubernamentales.

El sábado pasado, la administración minimizó el impacto de los recortes en esta agencia. En una publicación en la plataforma X, se refirieron a la USAGM, durante su proceso de reestructuración, como el «Departamento de Propaganda en Todas Partes (DOPE)», en tono crítico.

Una reacción internacional tímida

A pesar del impacto de la medida, la reacción internacional ha sido moderada. Este silencio contrasta con la intensa cobertura mediática que recibió el cierre de Radio Caracas Televisión en Venezuela en 2007, cuando el gobierno de Hugo Chávez no renovó su concesión de uso del espectro radioeléctrico. 

En aquella ocasión, el hecho fue ampliamente condenado por organismos internacionales y utilizado como argumento para cuestionar el carácter no democrático del sistema político venezolano.

El cierre de la VOA y el resto del conglomerado, en cambio, ha sido recibido con escasa cobertura mediática y sin mayores condenas por parte de organismos internacionales. 

¿Trump contra su propio sistema?

Más allá del cierre de la VOA, esta medida se inscribe dentro de un patrón más amplio de confrontación entre Trump y el establishment mediático y político de EE.UU. Durante su mandato, el presidente ha criticado abiertamente a los medios de comunicación tradicionales, calificándolos de «enemigos del pueblo» y acusándolos de difundir noticias falsas. 

La VOA no fue la excepción, siendo blanco recurrente de sus ataques por, según él, «difundir propaganda antiestadounidense».

Además del cierre de estas emisoras, la Casa Blanca ha iniciado un proceso para deportar a los periodistas y funcionarios extranjeros que laboraban en la agencia, en el marco de la política de endurecimiento migratorio impulsada por la administración Trump.

¿Un repliegue estratégico o una pérdida de influencia?

Analistas políticos consideran que estas acciones forman parte de una estrategia más amplia de la administración Trump para reducir el papel de EE.UU. en los asuntos internacionales y enfocarse en una política de «América Primero». 

Sin embargo, otros advierten que el repliegue de estas instituciones podría deberse a un simple cambio de formato y en consecuencia un cambio acerca de quién y a través de cuáles canales se generan las narrativas. 

​Emilio Doménech, fundador y CEO de WATIF, destacó que los nuevos formatos digitales le permiten a los actores «conectar con una audiencia joven que ya no se interesaba ni tenía confianza en los medios tradicionales

Por otro lado, el Congreso, que es la instancia que aprueba el financiamiento de la VOA y las agencias cerradas, podría intervenir para restaurar su funcionamiento. Legisladores de ambos partidos han expresado su preocupación sobre el impacto que esto tendrá en la imagen de EE.UU. en el exterior y en la credibilidad de sus instituciones democráticas.

El politólogo Steven Levitsky advirtió que, con Donald Trump en el poder, «Estados Unidos está perdiendo su democracia», destacando que es inédito que un líder «abiertamente autoritario» cuente con el respaldo de su partido.

Mientras tanto, Trump sigue adelante con su agenda de reducción del aparato burocrático y la eliminación de agencias que, en su visión, han sido utilizadas para socavar los intereses de EE.UU. en lugar de promoverlos. 

Su presidencia ha demostrado estar dispuesta a desafiar el status quo, incluso si esto significa desmantelar instituciones que han sido pilares de la política exterior estadounidense durante décadas.

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