De momento, no se ha hecho pública una copia del documento, pero el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha prometido que el acuerdo “se mantendrá” porque “puede que este sea el mejor acuerdo de toda la historia”, ha dicho en Sharm el Sheij, Egipto y acompañado por 25 líderes mundiales, pero no por entidad sionista, ni por la Resistencia Palestina, aunque sí por el presidente de la Autoridad Palestina, contrario a Hamás.

El mandatario ha mantenido la línea presentada por Israel para el nuevo Medio Oriente “vamos a alcanzar el futuro próspero de Medio Oriente, este va a ser el centro geográfico del mundo”. A Trump le han seguido, en la firma del acuerdo, los jefes de Estado de Egipto, Abdel Fatah al Sissi; de Turquía Recep Tayyip Erdogan y el emir de Catar Tamim bin Hamad Al Thani.
“Han hecho falta 3.000 años para llegar hasta aquí, ¿pueden creerlo? Y va a durar”, ha esbozado Trump a la hora de signar el texto que lo deja con una imagen muy superior a la del liderazgo internacional que el mismo Trump colocó en segunda fila. Una seña de sumisión implícita de la representación de los cinco continentes y del liderazgo de la ONU. Todos, durante más de cuatro horas esperaron a un Tump, que pasó primero por Tel Aviv a sacar pecho y mostrarse supremo. En ambos lados todo fue diseñado de esa manera.
Los que no asistieron a la «gloria» de Trump
El príncipe heredero saudí, Mohamad Bin Salmán y el presidente de los Emiratos Árabes Unidos, Mohamad Bin Zayed no han asistido a la cumbre “de paz”. Ambos países son las dos grandes potencias del golfo pérsico. Tampoco lo ha hecho Irán, el ministro de Exteriores, Abbas Araqchi, ha rechazado la invitación llegada desde El Cairo al decir que no podría sentase con líderes que “han atacado al pueblo iraní” y continúa atacándolos y sancionándolos, en referencia a la reimposición de sanciones por el programa nuclear con fines pacíficos de Teherán.
Por lo pronto, los diálogos indirectos seguirán en suelo egipcio. Catar, Turquía y el anfitrión buscan, con la representación israelí y del movimiento islámico palestino, negociar las siguientes fases del acuerdo, débil -de por sí-, y del que se teme pueda tener el mismo desenlace que el de enero anterior, pues a los dos meses de sellado, Israel denunció incompatibilidades para alterar la segunda fase que incluía la retirada de sus tropas. Este nuevo texto plantea lo mismo, también para la segunda fase.

Del otro lado, en una Franja de Gaza que queda con más del 90% de infraestructura destruida, este lunes ha tenido lugar el intercambio de 20 retenidos de la ocupación con vida y los restos de cuatro por 1968 presos de conciencia palestinos, 250 cumplían cadena perpetua. Tanto en territorios ocupados como en el enclave las emociones han estado a flor de piel, en los primeros los familiares esperaban en plazas públicas a los retornados que fueron conducidos a los servicios médicos para valoraciones, en la franja, los expresos se conseguían la dura realidad, los restos de dos años de ataques por doquier y aunque los abrazos no faltaron, la mayoría ya no consiguió a sus familiares.