Donald Trump, elevó este domingo la presión sobre Afganistán al exigir la devolución inmediata de la base aérea de Bagram, la mayor instalación militar estadounidense en ese país durante dos décadas. En un tono desafiante, el mandatario advirtió que habrá consecuencias si Kabul no accede a su petición.
“Estamos hablando ahora con Afganistán. La queremos de vuelta y la queremos pronto. De inmediato. Y si no lo hacen, descubrirán lo que haré”, declaró Trump, subrayando la importancia estratégica de Bagram, que fue clave en la campaña militar de EE.UU. en Asia Central.
Horas antes, Trump había lanzado una advertencia directa a través de Truth Social: “Si Afganistán no devuelve la base aérea de Bagram a quienes la construyeron, los Estados Unidos de América, ¡¡¡van a suceder cosas malas!!!”.
“La abandonamos por nada”
Trump responsabilizó a la administración de su antecesor, Joe Biden, de haber renunciado al control de la base en 2021 durante la caótica retirada estadounidense.
“Fue el día más vergonzoso en la historia de nuestro país”, afirmó. Recordó que su propio plan contemplaba reducir el contingente militar a 5.000 efectivos, pero manteniendo Bagram bajo control estadounidense.
“Es una de las pistas de aterrizaje más potentes que jamás se construyeron en términos de peso, longitud y carga”, señaló.
En ese sentido, acusó a Biden de “no saber lo que hacía” y reiteró que “no había razón” para abandonar la instalación: “La abandonamos por nada”.
El trasfondo estratégico
El mandatario también justificó su interés en recuperar Bagram por razones geopolíticas. Durante una rueda de prensa previa con el primer ministro británico, Keir Starmer, señaló: “Una de las razones por las que queremos la base es que, como saben, está a una hora de donde China fabrica sus armas nucleares”.
Expertos militares, sin embargo, han cuestionado la viabilidad de la propuesta. Según fuentes, retomar el control requeriría el despliegue de al menos 10.000 efectivos y modernos sistemas antiaéreos.
Incluso en ese escenario, habría que asegurar el perímetro contra ataques con cohetes, lo que haría de la operación un enorme desafío. “No veo cómo esto podría ocurrir de manera realista”, opinó un oficial estadounidense, mientras que otro advirtió que “los riesgos superan a las ventajas”.
La respuesta de Kabul y Beijín
Desde Afganistán, la reacción fue inmediata. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Zakir Jalaly, rechazó la idea: “La presencia militar no ha sido aceptada por los afganos a lo largo de su historia, y esta posibilidad fue completamente descartada durante las conversaciones y el acuerdo de Doha, aunque se han abierto puertas para otros tipos de interacción”.
China también se pronunció sobre la controversia, advirtiendo contra cualquier intento de reactivar tensiones en la región. “El futuro de Afganistán debe estar en manos del pueblo afgano”, declaró Lin Jian, portavoz del Ministerio de Exteriores chino. “Avivar tensiones y confrontaciones en la región no contará con apoyo”.
La base de Bagram, construida originalmente por la URSS en los años cincuenta, fue reconstruida y utilizada por Estados Unidos entre 2001 y 2021. Tras la retirada estadounidense, pasó al control del Talibán. La exigencia de Trump abre ahora un nuevo capítulo de incertidumbre, reavivando los temores de un posible regreso militar estadounidense a Afganistán.
