El presidente de los Estados Unidos llamó a cientos de militares reunidos en Quantico, academia del FBI, a combatir la “guerra interna” con un plan que desconoce la propia ley estadounidense.
“Es una guerra desde dentro (…) estamos sufriendo una invasión desde dentro”, dijo el presidente a los cientos de altos mandos militares. Trump pretende emplear el ejército para controlar ciudades mayoritariamente demócratas que considera peligrosas, violando así la instancia federal.
Esta amenaza va directamente contra aquellos gobernadores demócratas que han ofrecido resistencia a sus políticas de derecha radical, como la aprehensión arbitraria y deportación de migrantes.
“Los centros urbanos son una parte importante de la guerra”, afirmó, antes de señalar a Los Ángeles, Portland, Seattle y Washington. Trump ha acusado repetidamente a las ciudades gobernadas por los demócratas en su retórica, y sus asesores han insinuado que el concepto podría extenderse a Baltimore, Chicago, Nueva York y Atlanta.
Durante el fin de semana, Trump anunció que había ordenado el envío de tropas federales a Portland, Oregón, debido a lo que, según él, eran amenazas de terroristas nacionales. El alcalde demócrata de la ciudad, Keith Wilson, y la gobernadora demócrata del estado, Tina Kotek, subrayaron que no habían solicitado el envío de tropas y se opusieron a la medida.
“Pueden salir de la sala”
“Simplemente pásenlo bien. Y si quieren aplaudir, aplaudan. Y si quieren hacer lo que quieran, pueden hacer lo que quieran. Y si no les gusta lo que digo, pueden salir de la sala. Por supuesto, ahí se va su rango, ahí se va su futuro, pero simplemente siéntanse bien y relajados, ¿sí?, porque todos estamos en el mismo equipo”, dijo Trump ante la parca recepción a las reformas de su secretario de guerra, Pete Hegseth, sobre los estándares de reclutamiento y sobre su plan de militarización.
Estos argumentos le siguieron a su propuesta de usar las ciudades que considera “peligrosas” como “campos de entrenamiento” para las tropas estadounidenses, una propuesta que pondría a prueba las fronteras civiles-militares y que podría traer repercusiones legales.
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“Le dije a Pete que deberíamos utilizar algunas de estas ciudades peligrosas como campos de entrenamiento para nuestro ejército”, dijo Trump y añadió “muy pronto iremos a Chicago”
La sugerencia de Trump de utilizar estos centros urbanos como campos de entrenamiento es legalmente controvertida. La Ley Posse Comitatus, aprobada por primera vez en 1878, prohíbe a las tropas federales hacer cumplir la ley nacional sin la aprobación del Congreso. La Ley de Insurrección establece una excepción, permitiendo a los presidentes desplegar al ejército durante una rebelión o cuando las autoridades del estado no pueden mantener el orden.
Históricamente, han existido excepciones. Dwight Eisenhower, que envió tropas federales para hacer cumplir la desegregación escolar en Little Rock en 1957, y George H. W. Bush, que desplegó soldados y marines durante los disturbios de Los Ángeles en 1992.
En agosto, Trump envió tropas federales a Los Ángeles durante las protestas por las redadas de inmigración, una movida que ha sido calificada como abuso de poder del presidente.