Donald Trump, se convirtió este miércoles en el primer mandatario norteamericano en recibir la Gran Orden de Mugunghwa, la más alta distinción del Gobierno de Corea del Sur. El acto tuvo lugar en la ciudad histórica de Gyeongju, durante la cumbre de la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).
El presidente surcoreano Lee Jae-myung entregó personalmente la condecoración al líder estadounidense, destacando sus esfuerzos para mejorar la cooperación entre Washington y Seúl, así como su papel en la diplomacia intercoreana.
“Le pedimos que continúe desempeñando el papel de pacificador”, afirmó Lee durante su intervención, según informó la Oficina presidencial surcoreana.
La idea funcionó. Trump complacido
Visiblemente complacido, Trump agradeció el gesto y no ocultó su entusiasmo. “Me gustaría ponérmela ahora mismo”, dijo entre sonrisas mientras sostenía la medalla. Calificó la distinción como un “gran honor” y aseguró que atesoraría la “hermosa” insignia, que lleva el nombre de la flor nacional de Corea del Sur, el hibisco (Mugunghwa).
El mandatario estadounidense subrayó que la relación entre ambos países “solo puede fortalecerse”, en un momento en que Washington busca consolidar su presencia en la región asiática frente a la influencia de China y los desafíos de Corea del Norte.
La Gran Orden de Mugunghwa, tradicionalmente reservada a jefes de Estado y a sus cónyuges, representa la más alta muestra de reconocimiento del Gobierno surcoreano. El premio simboliza la amistad, la cooperación y el compromiso con la paz. Hasta ahora, solo unos pocos líderes extranjeros habían sido distinguidos con este honor.
Además de la medalla, Trump recibió un obsequio con alto valor histórico: una réplica de una corona real del Reino de Silla, un antiguo estado que existió entre el 57 a. C. y el 935 d. C., cuya capital fue precisamente Gyeongju. La pieza original fue hallada en una tumba real y es considerada un símbolo de la identidad cultural coreana.
El gesto de Seúl hacia Trump tiene también un trasfondo diplomático. Durante su primer mandato, el líder republicano impulsó una política de acercamiento hacia Corea del Norte, reuniéndose personalmente con Kim Jong-un en tres ocasiones, un hecho sin precedentes en la historia de las relaciones entre ambos países.
Aunque esos encuentros no culminaron en un acuerdo nuclear, marcaron un punto de inflexión en la política exterior de Washington hacia la península coreana.
Con esta condecoración, Corea del Sur busca apaciguar los ánimos imprevisibles de Trump y reafirmar su alianza con Estados Unidos y reconocer los esfuerzos de Trump por mantener la estabilidad en la región. “Es un honor que simboliza una amistad inquebrantable”, concluyó Lee Jae-myung, antes de estrechar nuevamente la mano de su homólogo estadounidense.
