Previamente, Al Thani se reunió con el vicepresidente de EE.UU., J. D. Vance, y el secretario de Estado Marco Rubio en la Casa Blanca.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sostuvo el viernes una cena con el primer ministro catarí, Mohammed bin Abdulrahman bin Jassim al Thani, en Nueva York, apenas unos días después de que Israel llevara a cabo un ataque en Doha contra líderes del movimiento palestino Hamás.
El encuentro, que se produjo en un contexto de alta tensión regional, ha sido descrito como cordial y estratégico para hacer «control de daño», según confirmaron medios estadounidenses.
“La cena del presidente Trump con el primer ministro de Catar y el enviado especial Steve Witkoff fue ‘estupenda’”, señaló la corresponsal de News Nation, Kellie Meyer, citando fuentes cercanas a la reunión. El tono positivo de los comentarios contrasta con la gravedad del escenario en Oriente Medio, marcado por la ofensiva israelí en territorio catarí.

No es la primera vez que EE.UU autoriza a Israel a atacar a un «aliado» bajo la mampara de «no estar al tanto» o de la supuesta independencia del régimen sionista con el fin de no verse involucrado de manera directa.
Previamente, Al Thani había mantenido encuentros en Washington con el vicepresidente de EE.UU., J. D. Vance, y con el secretario de Estado, Marco Rubio. De acuerdo con informes oficiales, en esas reuniones “se discutieron en detalle los ataques israelíes en Doha, sus consecuencias y los próximos pasos a seguir”.
Estos contactos evidencian la importancia que Catar concede a su relación con Washington en un momento en que su papel como mediador en el conflicto palestino-israelí se encuentra bajo presión.
Por su parte, el subjefe de misión de la Embajada de Catar en Washington, Hamad al Muftah, confirmó a través de su cuenta en la red X: “Magnífica cena con el presidente de Estados Unidos. ¡Acaba de terminar!”, sin ofrecer más detalles sobre los temas tratados en la cita.
El martes pasado, Israel lanzó un ataque contra la cúpula de Hamás, que se encontraba en la capital catarí para discutir una propuesta de cese al fuego en la Franja de Gaza impulsada por Estados Unidos.

Según Hamás, sus principales líderes sobrevivieron al bombardeo, aunque el saldo fue trágico: al menos seis personas murieron, entre ellas el hijo de Khalil al-Hayya —director de la oficina política del movimiento—, tres escoltas y un miembro de la Fuerza de Seguridad Interna de Catar.
El hecho generó una fuerte indignación en Doha, donde se cuestiona cómo Israel pudo atacar en suelo catarí, un país considerado hasta ahora relativamente seguro y que ha servido como mediador clave en múltiples rondas de negociaciones entre Israel y Hamás.
La agresión no solo puso en entredicho la neutralidad de Catar, sino también la solidez de su alianza estratégica con Estados Unidos, ya que los ataques ocurrieron mientras se discutía un plan de tregua respaldado por Washington.
Catar entre la mediación y el cese de soberanía

El Gobierno catarí, sin embargo, ha buscado contener el impacto diplomático y aclaró que, pese al ataque, no está reevaluando su alianza con Estados Unidos. Doha sigue presentándose como un actor dispuesto a facilitar canales de comunicación, tanto con Washington como con los grupos palestinos, incluso en medio de la violencia desatada.
El encuentro de Trump con Al Thani llega en un momento delicado. Por un lado, Catar necesita reafirmar sus lazos con Washington para no quedar aislado en la región; por otro, los ataques israelíes ponen en entredicho su seguridad y cuestionan el rol de mediador que ha desempeñado históricamente. Para Trump, la cita refuerza su narrativa de liderazgo internacional y de capacidad para mantener abiertas las vías diplomáticas incluso en medio de crisis graves.
A la espera de nuevos pasos, la cena “magnífica” entre Trump y Al Thani no solo es un gesto simbólico, sino también un recordatorio de que la ocupación en Gaza por parte del régimen israelí apoyado por EE.UU y las tensiones en torno a Hamás trascienden las fronteras palestinas, comprometiendo a actores regionales y globales en un tablero cada vez más frágil.