Donald Trump, y su homóloga mexicana, Claudia Sheinbaum, sostuvieron una conversación telefónica de alto nivel en la víspera de la entrada en vigor de nuevos aranceles a productos mexicanos. Ambos mandatarios coincidieron en describir el diálogo como «muy fructífero» y «una muy buena llamada», y acordaron una tregua de 90 días para construir un nuevo acuerdo comercial.
En su red Truth Social, Trump reveló que “México seguirá pagando un arancel del 25 % al fentanilo, un arancel del 25 % a los automóviles y un arancel del 50 % al acero, el aluminio y el cobre”, pero celebró que México eliminará “de inmediato sus numerosas barreras comerciales no arancelarias” y que las negociaciones continuarán en los próximos tres meses.
Por su parte, Sheinbaum declaró en su cuenta de X: “Tuvimos una muy buena llamada (…) evitamos el aumento de aranceles anunciado para mañana y logramos 90 días para construir un acuerdo de largo plazo a partir del diálogo”. La presidenta destacó que, gracias a la negociación, se logró mantener el tratado comercial T-MEC sin alteraciones y evitar el incremento arancelario.

En una conferencia de prensa posterior, Sheinbaum afirmó que “se mantienen los aranceles para el automotriz”, pero que “dentro de este nuevo orden comercial mundial, tenemos el mejor acuerdo posible (…) invertir en México sigue siendo la mejor opción”.
Enfatizó que la relación con Trump se basa en el respeto, aunque existan diferencias: “Podemos no estar de acuerdo pero el trato es de respeto, y la otra es lo que representa México para Estados Unidos, somos su principal socio comercial y ellos están conscientes de ello”.
Ambos líderes acordaron reanudar el diálogo a fines de noviembre, antes de que expire la prórroga actual. Mientras tanto, seguirán vigentes los gravámenes ya impuestos por la Casa Blanca, incluyendo el reciente arancel del 17 % al jitomate mexicano, así como la eliminación del beneficio “duty free” para compras mexicanas menores a 800 dólares.
Una tregua de Trump difícil

La negociación fue precedida por semanas de tensiones comerciales. Una carta enviada por Trump a principios de julio, en la que anunciaba el aumento de aranceles al 30 %, encendió las alarmas en el Gobierno mexicano.
Desde entonces, una delegación encabezada por el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, sostuvo múltiples encuentros con autoridades estadounidenses para evitar una escalada arancelaria que habría afectado duramente la economía bilateral.
Trump reconoció la “complejidad” de pactar con México, mencionando “los problemas y las ventajas de la frontera”, pero aseguró que “se mantendrá la cooperación en la frontera en todos los aspectos de la seguridad, incluyendo el control de drogas, su distribución y la inmigración ilegal a Estados Unidos”.
El acuerdo provisional marca un respiro en una relación económica tensa y pone en pausa, al menos temporalmente, la política arancelaria agresiva de Trump hacia su principal socio comercial.