Al margen de la cumbre del G20 celebrada este sábado en Johannesburgo, más de una docena de líderes europeos habrían redactado una contrapropuesta al plan de paz del presidente estadounidense, Donald Trump, para poner fin al conflicto en Ucrania.
Según informó The Washington Post, el documento filtrado recoge una serie de modificaciones sustanciales respecto a los 28 puntos planteados inicialmente por Washington, y revela una creciente incomodidad europea ante algunas de las exigencias incluidas en la iniciativa estadounidense.
La versión europea eliminaría varias de las restricciones propuestas al Ejército ucraniano y plantea la restitución del control sobre la central nuclear de Zaporozhie y la presa de Kajovka. También recoge la exigencia de garantizar “pasajes sin obstáculos” por el río Dniéper y el control de la estratégica flecha de Kinburn en el mar Negro. Los litigios territoriales restantes serían abordados únicamente después de establecer un alto el fuego.
Una diferencia clave radica en el tamaño de las Fuerzas Armadas ucranianas: mientras el plan de Trump propone limitarlas a 600.000 efectivos en tiempos de paz, la contrapropuesta europea fija ese número en 800.000.

El texto también reabre la puerta a una futura adhesión de Ucrania a la OTAN, señalando que este proceso depende del consenso interno de la Alianza, el cual —subraya— “actualmente no existe”. Esto contrasta con la propuesta estadounidense, que pedía a Ucrania modificar su Constitución para renunciar permanentemente a ingresar en la organización.
Otros cambios incluyen la eliminación de cualquier prohibición a Ucrania de atacar objetivos en Moscú o San Petersburgo, así como una formulación más específica de las garantías de seguridad que Estados Unidos otorgaría a Kiev, inspiradas directamente en el Artículo 5 de la OTAN.
Europa también insiste en la transferencia de activos rusos congelados como mecanismo de compensación financiera, mientras la iniciativa estadounidense propone invertir parte de esos activos en la reconstrucción, otorgando a EE.UU. la mitad de los beneficios generados.

El documento europeo además demanda que Kiev y Bruselas sean incluidos en el grupo que supervise el cumplimiento del acuerdo de paz, una función que la propuesta de Washington reservaba exclusivamente a Moscú y Washington. En materia de derechos y tolerancia, el texto europeo introduce obligaciones alineadas con los estándares de la Unión Europea para la protección de minorías y prácticas religiosas.
Frente a estas filtraciones, el Gobierno ruso ha reaccionado con escepticismo. El presidente Vladímir Putin declaró que ni Ucrania ni varios países europeos “afrontan la realidad en el campo de batalla” y acusó a Kiev de oponerse a cualquier negociación seria.
Putin sostuvo que esta postura está influida por una falta de información objetiva sobre la situación militar y advirtió que la negativa a dialogar podría derivar en repetición de episodios como los recientes avances rusos en Kupiansk.
Rubio niega existencia de contraplan para Ucrania

Desde Washington, el secretario de Estado, Marco Rubio, negó la existencia de un plan alternativo europeo. “¿Qué contraplan? No he visto ningún contraplan”, comentó ante la prensa tras reunirse en Ginebra con el jefe de la Oficina de Zelenski, Andréi Yermak.
Estas declaraciones contrastan con las filtraciones que circulan en medios europeos, que aseguran que varias capitales del bloque buscan introducir cambios profundos en la propuesta estadounidense.
El plazo impuesto por Trump a Zelenski para aceptar el plan —este jueves— añade otro elemento de presión en un escenario diplomático marcado por tensiones, filtraciones y una evidente falta de consenso internacional.

