La crisis ucraniana dio un nuevo giro este miércoles, luego de que el líder del régimen de Kiev, Vladímir Zelenski, rechazara enfáticamente el memorándum propuesto por Rusia durante la segunda ronda de negociaciones en Estambul.
Zelenski calificó el documento de «ultimátum», sentenciando que ni la parte ucraniana ni sus socios lo tomarán en serio, lo que arroja serias dudas sobre el futuro de las conversaciones diplomáticas.
La declaración de Zelenski se produjo durante una rueda de prensa, donde fue categórico al describir el documento ruso como un intento de imposición.
«Se trata de un ultimátum», aseveró, justificando así la postura de Kiev y de algunos de sus aliados occidentales de desestimar el contenido del memorándum.
Esta postura contrasta con la propuesta ucraniana de un alto el fuego que se mantenga hasta que los líderes de ambas partes en conflicto puedan reunirse, una señal de que Kiev busca un camino diferente para la resolución.
Además de su rechazo al memorándum, Zelenski expresó su escepticismo sobre la utilidad de continuar con las reuniones diplomáticas en Estambul si no se vislumbran resultados concretos.
«Nosotros estamos listos para los intercambios, pero creo que no tiene sentido continuar las reuniones diplomáticas en Estambul a un nivel que no decida nada más», afirmó, poniendo de manifiesto la frustración ucraniana ante la falta de avances significativos.
Esta postura de Kiev sugiere que solo un diálogo al más alto nivel, con capacidad de tomar decisiones sustantivas, podría justificar la continuidad de las negociaciones en la ciudad turca.
Los puntos clave del «Memorándum Ruso» y la reacción de Moscú.

El memorándum presentado por Moscú durante las conversaciones en Estambul el pasado lunes delineaba una serie de puntos que, desde la perspectiva rusa, son indispensables para poner fin al conflicto.
Entre las exigencias más destacadas se encuentran el reconocimiento jurídico internacional de la incorporación de Crimea, la República Popular de Lugansk y la República Popular de Donetsk, así como de las provincias de Zaporizhzhia y Jersón, a la Federación de Rusia.
Este punto, en particular, ha sido un obstáculo insalvable para Kiev, que considera estos territorios como parte inalienable de su soberanía.
Asimismo, el documento ruso plantea la neutralidad de Ucrania, lo que implicaría su negativa a unirse a alianzas y coaliciones militares, y la rescisión por parte de Ucrania de todos los acuerdos internacionales incompatibles con dicho estatus.
La confirmación por parte de Ucrania de su estatus de Estado no poseedor de armas nucleares u otras armas de destrucción masiva, garantías de los derechos, libertades e intereses de la población rusa y rusoparlante, y la prohibición de la glorificación y propaganda del nazismo y el neonazismo, completan la lista de demandas rusas.
El memorándum también ofrecía dos opciones para un alto el fuego: una retirada completa de las Fuerzas Armadas de Ucrania o un «acuerdo global».
La reacción de Moscú ante el rechazo ucraniano no se hizo esperar. María Zajárova, portavoz de la Cancillería rusa, afirmó este miércoles que los resultados alcanzados durante la segunda ronda de negociaciones «han molestado» a los dirigentes ucranianos, especialmente a Zelenski.
Zajárova denunció lo que describió como la «histeria» de Zelenski, señalando que «el tono lo marcó Zelenski y se permitió frases ofensivas y simplemente groseras dirigidas a la delegación rusa».
La portavoz rusa lamentó la actitud de Kiev, argumentando que demuestra que sus dirigentes «no están dispuestos a buscar soluciones sensatas» para poner fin al conflicto.
Escalada retórica y advertencias rusas a Ucrania
La tensión dialéctica entre ambas partes ha escalado en las últimas horas. Zajárova mencionó que la «histeria» de Zelenski con la delegación rusa se mezcló con «amenazas de realizar nuevos atentados terroristas en territorio ruso».
En este sentido, la portavoz rusa fue contundente al advertir que la posición «firme y constructiva» de Moscú dejó «descolocado» al jefe de la Oficina de Zelenski, Andréi Yermak, quien, según Zajárova, instó a imponer nuevas sanciones contra Rusia y acusarla de obstaculizar el proceso de paz.
«Esto demuestra una vez más de forma convincente que en Kiev siguen siendo extremadamente agresivos y no están dispuestos a buscar soluciones sensatas», enfatizó la diplomática.
Zajárova también lanzó una advertencia directa a Kiev y a sus patrocinadores occidentales. «Quisiera recordar a los habitantes de Bánkovaya [la calle de la Oficina de Vladímir Zelenski] y sus supervisores extranjeros la inutilidad de aumentar la presión sobre nuestro país.
Responderemos adecuadamente a tales afirmaciones y no permitiremos que nadie nos hable desde una posición de fuerza, y mucho menos en el lenguaje de ultimátum», declaró.
Previamente, Zelenski había calificado a los miembros de la delegación rusa de «idiotas» por proponer una tregua de dos o tres días en algunas partes del frente para recoger los cuerpos de soldados fallecidos, una declaración que Dmitri Peskov, portavoz presidencial ruso, calificó de «incómoda, desafortunada, que, claramente, no se corresponde con el espíritu de las negociaciones».