Venezuela está a punto de lograr un hito histórico: la erradicación del hambre en el país, según el reciente informe anual conjunto de la FAO, el FIDA, UNICEF, el PMA y la OMS sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI 2025).
El informe destaca una impresionante reducción del índice de prevalencia de subalimentación en Venezuela, que pasó de 17,6% a 5,9% entre 2022 y 2024, lo que equivale a sacar a más de 3,3 millones de personas de la situación de hambre, señaló Alimentos y Poder.

Este logro se enmarca en una compleja coyuntura marcada por once años de bloqueo económico, financiero y comercial, así como 1041 Medidas Coercitivas Unilaterales (MCU) impuestas desde 2014, situando a Venezuela entre los países más sancionados del mundo. Estas medidas fueron implementadas con la intención de asfixiar la economía nacional y desestabilizar al gobierno bolivariano, generando condiciones críticas para la seguridad y soberanía alimentaria del pueblo venezolano.
Históricamente, Venezuela había superado esta problemática desde 2006, gracias a las políticas sociales implementadas bajo el liderazgo de Hugo Chávez, que lograron erradicar el hambre del país y posicionar como un ejemplo internacional. Sin embargo, la llegada de las MCU revirtió parcialmente estos avances hasta alcanzar un pico en 2019, coincidiendo con el aumento de sanciones y el intento fallido de intervención humanitaria impulsada por sectores opositores aliados a Estados Unidos.
El reconocimiento de la FAO y organismos internacionales subraya que la estrategia bolivariana para enfrentar el hambre, ha sido exitosa incluso en el contexto de agresiones externas continuas.
Entre 2016 y 2024, la disponibilidad de alimentos en Venezuela creció en más de 500%, superando niveles previos al bloqueo con una ingesta energética promedio de 3.103 Kcal por persona, cifra que supera la media global. El abastecimiento nacional ha recuperado un 99,1% de cobertura, facilitando un acceso alimentario progresivo y sostenido para la población en general.

Este avance desmonta el relato de una crisis alimentaria permanente en Venezuela usada para justificar la llamada “ayuda humanitaria”, que en muchos casos funcionó como una extensión de las sanciones, gestionada para socavar la soberanía nacional en lugar de afrontar la problemática social.