Venezuela participa activamente en el Encuentro Preparatorio Ministerial de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), que se celebra en Brasilia los días 13 y 14 de octubre. Durante su intervención, el ministro del Poder Popular para el Ecosocialismo, Ricardo Molina, subrayó que la justicia climática es una de las banderas fundamentales de la nación bolivariana en la lucha mundial contra el cambio climático.
Molina señaló que la crisis climática, impulsada por el sistema capitalista, afecta de forma desproporcionada a los países en desarrollo, mientras el 10% más rico del planeta genera casi la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero. Denunció que los impactos —huracanes, sequías, incendios y pérdidas económicas que en 2024 superaron los 300 mil millones de dólares— golpean con mayor fuerza a las naciones del sur.

El ministro también advirtió sobre las consecuencias negativas que tienen sobre la acción climática las medidas coercitivas unilaterales impuestas por potencias extranjeras a Venezuela. Estas sanciones, dijo, afectan no solo los mercados de combustibles fósiles esenciales para muchas economías sino también la inversión, el desarrollo de proyectos ambientales, el acceso a tecnologías limpias y la financiación necesaria para su implementación.
«Exigimos el levantamiento completo, inmediato e incondicional de estas medidas coercitivas para poder avanzar efectivamente en la acción climática»
Afirmó Molina.
Reafirmó el derecho soberano de los Estados a definir sus políticas energéticas y desarrollo, y resaltó la necesidad de cooperación internacional, transferencia tecnológica e inversión en hidrocarburos y energías diversificadas para un desarrollo justo y resiliente.
Finalmente, destacó que a pesar del «criminal bloqueo económico y la amenaza bélica» impuesta por el imperialismo, Venezuela continúa avanzando con recursos propios en planes de reforestación, eficiencia energética, transporte eléctrico y energías renovables. Sin embargo, advirtió que sin cooperación justa y el fin de las sanciones, estos esfuerzos serán insuficientes frente a la crisis climática de carácter existencial que enfrenta el planeta.