En la reciente 30ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) celebrada en Belém, Brasil, el canciller de Venezuela, Yván Gil, lanzó un contundente llamado para superar la hipocresía, los tecnicismos vacíos y las diplomacias que postergan respuestas urgentes mientras el planeta enfrenta una crisis ambiental sin precedentes.
Recordó la histórica advertencia del comandante Fidel Castro en la conferencia de Río de Janeiro en 1992 y denunció que tres décadas después se vive un colapso ambiental en tiempo presente, reflejado en fenómenos como el deshielo, la desertificación, incendios forestales y huracanes devastadores que afectan al Caribe y otras regiones, producto, según Gil, de un modelo capitalista salvaje e imperialista que maneja los recursos como botín y no como patrimonio común.

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Denuncia del imperialismo y la explotación de recursos
El canciller enfatizó que el imperialismo, lejos de ayudar a las naciones afectadas por el cambio climático, profundiza el saqueo de sus recursos naturales con la complicidad de potencias que amenazan la soberanía de países como Venezuela.
Gil criticó la presencia de corporaciones transnacionales como ExxonMobil, que operan ilegalmente en territorios no delimitados y violan el derecho internacional, generando caos político y social.
En su discurso, también calificó de farsa la llamada transición energética promovida por Occidente, que en realidad concentra el control tecnológico y perpetúa la dependencia energética y económica de los países del sur global, a la vez que incrementa el consumo de energía fósil y limita el acceso tecnológico a quienes no se someten a sus intereses.

Fracaso de la política ambiental multilateral
Al repasar la historia de compromisos internacionales desde Estocolmo 1972, pasando por Kioto, Río y París, Gil denunció que, a pesar de decenas de declaraciones y promesas, la realidad muestra un mundo con más desigualdad, pobreza, guerras y concentración del poder, todas vinculadas a la lucha por los recursos naturales, sobre todo el petróleo, que permanece como la base vital del capitalismo. El ministro subrayó que Venezuela ha resistido el asedio pero no ha renunciado a la solidaridad con otros pueblos afectados, como Jamaica y Cuba, mediante iniciativas como PetroCaribe, atacada por sanciones precisamente por representar un modelo alternativo y soberano.
Un modelo social, ecológico y solidario
El representante de Venezuela defendió un modelo que pone al ser humano en el centro, promoviendo un desarrollo inclusivo, ecológico y respetuoso de los derechos de los pueblos a decidir sobre sus recursos, con la visión de proteger la naturaleza como un deber patriótico y moral que tiene raíces históricas en el legado libertador de Simón Bolívar. Este modelo rechaza el lucro por encima del bienestar y promueve la cooperación sur-sur, la ciencia abierta, la agroecología y un multilateralismo genuino, no subordinado a intereses corporativos y capitalistas.

Llamado a la descolonización y a la justicia climática
Gil concluyó su intervención haciendo un llamado a construir una verdadera transición energética que sea justa, soberana y humana, reemplazando el capitalismo depredador por un sistema basado en la cooperación, la solidaridad y la justicia climática. Citó al comandante Hugo Chávez en la cumbre de Copenhague 2009, invitando a hacer de la Tierra un «cielo de vida, de paz y de hermandad para toda la humanidad», subrayando la urgencia de acciones concretas para salvar el planeta antes de que sea demasiado tarde.
Esta intervención en la COP30 por parte de Venezuela representa una voz crítica y propositiva en un foro donde se debaten los mayores desafíos ambientales del presente, buscando poner sobre la mesa no solo los impactos del cambio climático sino también las causas estructurales y la necesidad de transformaciones profundas en las relaciones internacionales y económicas para garantizar un futuro habitable para todas las generaciones.


