Venezuela, al poseer las mayores reservas probadas de petróleo del mundo, es uno de los pocos países que puede afectar directamente la estructura de poder en el ámbito energético global.
En una situación en la que Estados Unidos y Europa han definido su seguridad energética con el foco puesto en Oriente Medio durante décadas, el acceso o la influencia de Washington sobre las inigualables reservas de Venezuela podría reducir significativamente la dependencia estratégica de Occidente de los desarrollos en Asia Occidental.
Este cambio tendría múltiples consecuencias: por un lado, disminuiría el poder de negociación de los países ricos en petróleo de Asia Occidental y, por otro, aumentaría la capacidad de Estados Unidos para gestionar las crisis regionales sin preocuparse por las crisis petroleras.
Para Irán, cuya disuasión y poder de influencia en política exterior están ligados a su capacidad energética y a la vulnerabilidad de su cadena de suministro global, convertir a Venezuela en una fuente segura y controlada para sus competidores podría socavar parte de esta ventaja geopolítica.
Intereses coincidentes de Teherán y Caracas ante las estrategias de contención de EE.UU.
En los últimos años, Irán y Venezuela han desarrollado un patrón de cooperación basado en contrarrestar las sanciones económicas y las presiones geopolíticas de EE.UU., que abarca desde el intercambio energético hasta la cooperación industrial y de defensa.
El acercamiento entre Teherán y Caracas no es simplemente una cooperación entre dos países sancionados, sino que forma parte de una tendencia más amplia a crear redes paralelas contra la influencia económica y financiera occidental.
En este contexto, cualquier cambio fundamental en la estructura de poder político de Venezuela, incluido un aumento de la presencia directa de EE.UU., podría perturbar este eje de cooperación y crear un espacio para que Washington utilice las vastas reservas petroleras del país para gestionar las tensiones con Teherán o neutralizar las herramientas de presión energética de Irán.
Por esta razón, la estabilidad política de Venezuela y evitar que se convierta en una nueva esfera de influencia para Estados Unidos están vinculados, más allá de las relaciones bilaterales, a la seguridad energética y al equilibrio estratégico en Asia Occidental.
Resumen: La importancia de Venezuela para Irán y Asia Occidental se resume en el hecho de que la energía sigue siendo el principal eje de poder en el sistema internacional y cualquier cambio en sus recursos puede alterar el equilibrio.
Controlar o desestabilizar una de las mayores reservas de petróleo del mundo no solo afecta los precios de la energía, sino que también puede tener un impacto directo en la capacidad de acción de Irán, el poder de negociación de los países de la región, la intensidad de las intervenciones estadounidenses en Asia Occidental y la falta de preocupación por la inseguridad en la región y la posibilidad de una crisis en el Golfo Pérsico.
Por lo tanto, el futuro político de Venezuela no es solo un tema lejano en América Latina, sino que se considera un eslabón clave en la ecuación de la seguridad energética y las competencias geopolíticas relacionadas con Irán y la región.
Autor: Seyed Mohammad Javad Hosseini, Analista de Asuntos Políticos Internacionales
