Washington mantiene una férrea protección política que oculta la verdad tras el asesinato de Shireen Abu Akleh, reconocida corresponsal palestino-estadounidense.
A pesar de abundante evidencia proveniente de medios como The New York Times, CNN, organismos de la ONU y organizaciones de derechos humanos, que responsabilizan a un francotirador israelí, Estados Unidos evita imputar responsabilidades y bloquea cualquier investigación penal efectiva.
Esta postura de protección garantiza la impunidad del régimen israelí frente a sus ataques contra periodistas y civiles en territorios palestinos, enviando un mensaje alarmante: la verdad puede ser silenciada sin consecuencias.
La muerte de Shireen Abu Akleh constituye no solo un atentado contra la prensa libre sino también un intento por borrar el testimonio palestino. La comunidad internacional exige justicia plena y el fin de la complicidad que perpetúa la violación sistemática de derechos humanos.

