Donald Trump, enviará nuevamente a su representante especial Steve Witkoff a Moscú con la misión de avanzar en un acuerdo de alto el fuego entre Rusia y Ucrania. La visita se produce justo antes del plazo del 8 de agosto, fecha que la administración Trump ha fijado como límite para aplicar sanciones económicas secundarias contra países que sigan financiando el conflicto, como India y China, a través de la compra de petróleo ruso.
El Kremlin confirmó que recibirá a Witkoff esta semana en Rusia. Según el medio ruso RT, Putin manifestó su disposición a alcanzar “una paz legalmente vinculante y duradera”, al tiempo que no descartan una reunión entre el enviado y el primer mandatario.
La figura de Steve Witkoff, sin experiencia diplomática formal, ha despertado críticas dentro y fuera de EE.UU. Medios como The Daily Beast citaron a funcionarios anónimos que lo tacharon de “inexperto” y de depender de traductores rusos, sugiriendo que repite el discurso del Kremlin.

Sin embargo, Witkoff ha defendido su enfoque directo y personalista, argumentando que “se trata de hablar con quien tiene el poder de detener la guerra”.
Desde Kiev, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski expresó su malestar. En abril, acusó a Witkoff de utilizar “narrativas peligrosas” al referirse a los territorios ocupados como “zonas en disputa”, y no como regiones invadidas. Aun así, el enviado de Trump ha insistido en mantener contacto con ambas partes y facilitar futuras rondas de negociación trilateral.
Witkoff ha viajado varias veces a Rusia desde febrero. En una de esas visitas logró negociar el intercambio de prisioneros entre Moscú y Washington, liberando al profesor Marc Fogel a cambio del hacker ruso Alexander Vinnik. Su papel ha sido determinante tras el veto del Kremlin al general retirado Keith Kellogg, quien fue retirado como interlocutor tras ser considerado “pro-ucraniano”.
Además, según el Kyiv Independent, Witkoff ha presionado dentro del gobierno para levantar algunas sanciones energéticas contra Rusia, lo que ha generado debate en el círculo de seguridad nacional estadounidense.
El presidente Trump ha dejado claro que si no hay avances concretos antes del 8 de agosto, aplicará sanciones masivas contra los aliados económicos de Moscú. En un mensaje reciente, advirtió: “Esta guerra ha durado demasiado. Si no se detiene ahora, el mundo pagará un precio que no puede permitirse”.
Mientras tanto, Rusia continúa intensificando ataques en el este de Ucrania, y EE.UU. ha reposicionado submarinos nucleares estratégicos como medida de presión tras declaraciones del ex presidente ruso Dmitri Medvédev, quien sugirió que Occidente “no entenderá la paz sin fuego”.
Witkoff se mueve entre el pragmatismo y la controversia. Mientras algunos lo acusan de ser indulgente con Moscú, el propio Kremlin lo reconoce como un canal de diálogo válido. A pocos días del plazo, el futuro de las relaciones globales —y de la paz en Ucrania— podría depender de los resultados de esta visita.