Cómo algunos discursos de espiritualidad new age se entrelazan con ideologías extremistas, desvirtuando principios de paz y compasión.
En los últimos años, ha surgido un fenómeno inquietante en ciertos círculos de espiritualidad contemporánea: individuos que, bajo la apariencia de buscadores de luz y paz interior, adoptan posturas que respaldan o minimizan actos de violencia y opresión.
Este fenómeno ha sido denominado por algunos críticos como «yoginazis», una combinación provocadora de «yogi» y «nazi», que busca resaltar la contradicción entre la supuesta búsqueda espiritual y la justificación de actos violentos.
El término no se refiere a un grupo organizado, sino una crítica hacia aquellos que, desde una posición de superioridad moral o espiritual, apoyan políticas o acciones que perpetúan el sufrimiento de otros, especialmente en contextos de conflicto como el de Israel y Palestina.
Grupos Radicales y su Influencia en la Espiritualidad
La «Juventud de las Colinas» es un grupo extremista de jóvenes judíos que establecen asentamientos ilegales en Cisjordania y han sido responsables de numerosos actos violentos contra palestinos, incluyendo ataques a viviendas, incendios y asesinatos. Este grupo ha sido sancionado por diversas entidades internacionales debido a sus acciones desestabilizadoras.
Otro grupo, Lehava, se opone a la asimilación y las relaciones entre judíos y no judíos, promoviendo una ideología de segregación y ha estado involucrado en actos de violencia y vandalismo contra comunidades árabes y cristianas en Israel.
Estos grupos, aunque no se identifican directamente con prácticas espirituales como el yoga, han influido en ciertos sectores de la sociedad israelí donde se mezclan creencias religiosas, nacionalismo extremo.
Un ejemplo destacado es Rivka Lafair, quien se presenta como «facilitadora de talleres de yoga femenino y desarrollo personal». Residente en el asentamiento de Shiloh, en Cisjordania, Lafair ha manifestado en sus publicaciones un amor incondicional por su pueblo y un odio igualmente profundo hacia sus enemigos, justificando acciones violentas mediante referencias bíblicas.
En uno de sus mensajes, cita el mandato de «borrar el recuerdo de Amalek«, interpretándolo como una justificación para la aniquilación de sus adversarios .
La «Facilitadora» en sus videos afirmó «¿Saben qué? Después del 7 de octubre, no siento ni una pizca de compasión por nadie allí. Ni siquiera por los niños».
En un incidente perturbador, un día antes del Día de Conmemoración del Holocausto de 2025, el comediante y satírico Gil Kopatz generó un intenso revuelo con una publicación en la que expresaba su apoyo a la «extinción de los tiburones y el exterminio de los habitantes de Gaza».
Kopatz, conocido por su coqueteo con la espiritualidad y la religión, publicó textualmente: «Si alimentas a los tiburones, te comerán. Si alimentas a los habitantes de Gaza, te comerán. Apoyo la extinción de los tiburones y el exterminio de los habitantes de Gaza. Reflexiones para el Día de Conmemoración del Holocausto de 2025».
Tras la ola de indignación que desató su comentario, Kopatz intentó aclarar su postura. Afirmó no sentir «ni una pizca de compasión por los gazatíes», aunque sí por «los árabes en general» y «los seres humanos en general». Sin embargo, su distinción no lo eximió de la controversia, especialmente cuando remató su declaración con un comentario escalofriante: «No es genocidio, es pesticida, y es esencial».
A pesar de su deseo explícito de erradicar a millones de personas, Kopatz insistió en que se considera «una persona humana, liberal y moral». Esta combinación de autojustificación y humor negro generó, como era de esperar, un «menudo alboroto».
El surgimiento de los «yoginazis» pone de manifiesto cómo prácticas espirituales, tradicionalmente asociadas con la paz y la compasión, pueden ser distorsionadas para justificar actos de violencia y opresión.
Yoginazis: La espiritualidad como herramienta de opresión
Este uso distorsionado de la espiritualidad ha sido criticado por diversas organizaciones y líderes religiosos. Jewish Voice for Peace, una organización judía que aboga por los derechos humanos y la justicia en Palestina, ha denunciado la complicidad de ciertos discursos espirituales en la justificación de la violencia.
En un artículo publicado en Time, la directora de la organización reflexiona: «Cada día, durante un año entero, Israel ha masacrado a niños y familias palestinas en Gaza… Y cada día, durante un año, el gobierno de EE. UU. ha armado, financiado y defendido esta catástrofe».
Estas declaraciones resaltan cómo ciertos discursos, incluso aquellos que se presentan como espirituales o religiosos, pueden ser utilizados para justificar políticas de opresión y violencia sistemática.
En lugar de utilizar la espiritualidad como un medio para evitar enfrentar las injusticias del mundo, es esencial que las prácticas espirituales impulsen a actuar con empatía y responsabilidad hacia los demás.
