Yulimar Rojas volvió al podio de un Mundial de Atletismo con la medalla de bronce de este jueves en el estadio Olímpico de Tokio mediante un vuelo de 14,76 metros para completar otra hazaña inolvidable en su prodigiosa carrera, al superar una durísima y amarga lesión en el tendón de Aquiles izquierdo y seguir en la élite del salto triple, luego de dos años alejada de los reflectores.
La prueba comenzó bajo el dominio de la cubana Leyanis Pérez, actual número uno del mundo, con un vuelo de 14,85 que la colocó al frente de la competencia, a la espera de lo que pudiera conseguir Yulimar, que figuraba tercera en el turno de saltar.
La jamaiquina Shanieka Ricketts tuvo un vuelo corto de 14,56, y la esperado regreso de Yulimar a una gran final del triple se produjo luego de una larguísima espera.
Salto sin riesgo
Con una potente carrera emprendió el recorrido de aproximación por la pista, pero no quiso arriesgar demasiado en la tabla de batida para evitar un foul en apenas su segundo triple salto en competencia oficial, desde que se rompió el tendón de Aquiles izquierdo en un entrenamiento en España.
Yulimar cedió 3,6 centímetros al pisar la goma para el rebote, pero todavía así consiguió una huella de 14,76, que superó en mucho su único brinco clasificatorio de 14,49 que obtuvo el jueves.
La cubana Pérez aumentó la presión con un formidable 14,90, el cuarto mejor salto de su historia como triplista, y se consolidó en la cima de la competencia.
Mucha goma
Tras incurrir en un nulo en su segunda oportunidad, Yulimar entró en el primer rebote con dudas y esta vez entregó una ventaja demasiado amplia de 19 centímetros ante de pisar la goma y aunque alargó su paso lo más lejos que pudo le faltó fuerza en el impulso final y desmejoró con un 14,60.
La batalla por el oro lucía como una pugna entre Pérez y Yulimar, porque la campeona olímpica de París, la dominica Thea Lafond, luego de un 14,76 bajó a 14,40, y la otra representante antillana, Liadagmis Povea, presentó un 14,72 para los tres últimos saltos de mejora.
Corrección necesaria
En su cuarta incursión en la pista, Yulimar tampoco logró un buen rebote inicial y descendió a 14,46 y desde la tribuna su legendario entrenador cubano, Iván Pedroso, repetía indicaciones y gesticulaba para indicarle que corrigiera el primer salto en la tabla para volar más lejos.
Entretanto, Pérez seguía meteórica hacia su primer oro mundialista en cielo abierto con la tercera mejor marca de su vida y la mejor marca mundial de la temporada al dejar huella de 14,94, mientras Lafond se quedaba en 14,59 y Povea cometía falta en su quinto chance.
Yulimar estaba obligada a arriesgar en sus dos últimos intentos, pero se pasó en la pisada de la tabla de batida en el quinta aproximación y sacó el segundo nulo del día, al igual que Pérez quien entró desconcentrada a su penúltimo chance y ni siquiera completó el salto.

Último intento
Solo quedaba un último intento para que Yulimar se metiera en el podio y lo consiguió con otra hazaña descomunal en su trayectoria. A nadie le importa que esa medalla no fuera dorada, que se la colgó Pérez con su 14,94 ni de plata que recayó en Lafond con su último salto de 14,89, su mejor registro del año, pero el bronce de Yulimar con 14,76 fue mayúsculo, una proeza de incalculable valor psicológico.
Después de dos años sin competir, desde que quedó campeona en 2023 en la Liga de Diamante, Yulimar demostró su enorme determinación para reponerse de una lesión tan grave como la que sufrió, y las competidoras tuvieron que conseguir sus mejores marcas para detenerla.
Por sexta vez en los mundiales de cielo abierto, Yulimar volvió a subirse al podio, aunque por primera vez en el tercer escalón. Pero en Tokio demostró que está recuperada y con fuerzas para recuperar su trono. Solo es cuestión de ajustar la técnica al acometer el primer rebote para que en sus próximas competencias vuelva al trono de reina absoluta del salto triple.



