En menos de tres días, la ciudad de Cúcuta, Colombia, ha sido escenario de tres atentados con explosivos que han encendido las alarmas de las autoridades.
La oleada de ataques ha afectado zonas comerciales, clínicas y residencias, dejando un saldo de heridos, daños materiales y una creciente incertidumbre.
El primero de estos atentados se registró el pasado 26 de abril, cuando una granada fue lanzada contra una clínica privada, causando severos daños en su infraestructura y afectando a comercios aledaños. Aunque no se reportaron víctimas fatales, las autoridades sospechan que este hecho podría estar vinculado a intentos de extorsión por parte de grupos armados ilegales.

Ese mismo día, horas más tarde, una nueva explosión sacudió el barrio Caobos, donde un artefacto explosivo fue arrojado contra una vivienda particular. Aunque el incidente no dejó heridos, generó daños materiales significativos y pánico entre los residentes del sector.
El más reciente hecho ocurrió, cuando una granada explotó en el Centro Comercial Alejandría, en pleno corazón comercial de la ciudad.
Dos personas resultaron heridas y fueron trasladadas a centros asistenciales cercanos. Este atentado ha generado especial preocupación debido a la alta afluencia de público en la zona y la aparente intención de causar daño indiscriminado.
Comerciantes locales informaron que las amenazas habían sido previamente advertidas por miembros de la banda criminal AK-47, una organización ilegal con presencia en Cúcuta que ha intensificado sus actividades violentas recientemente.
Los atentados ocurren en un contexto de creciente tensión en Cúcuta, una ciudad estratégicamente ubicada en la frontera con Venezuela y afectada históricamente por la presencia de grupos armados, el narcotráfico y economías ilegales. Las autoridades han desplegado operativos para dar con los responsables, mientras se refuerza la seguridad en puntos clave de la ciudad.
Alcalde de Cúcuta recibe amenazas
Organismos de seguridad de Colombia han pedido calma a la ciudadanía, al tiempo que invitan a denunciar cualquier actividad sospechosa. La alcaldía de Cúcuta, por su parte, ha convocado un consejo extraordinario de seguridad para tomar medidas frente a esta preocupante situación.
Horas antes del atentado, un contundente operativo en Cúcuta asestó un golpe significativo al Clan del Golfo, resultando en la incautación de 27 fusiles, 4.000 cartuchos de diversos calibres y 40 proveedores. Este operativo, enmarcado en la Operación Agamenón, afectó directamente a la subestructura Luis Orlando Padierna Peña, una de las facciones más activas del Clan.
La respuesta criminal no se hizo esperar. El alcalde Jorge Acevedo denunció públicamente a través de su cuenta de X haber sido objeto de amenazas de muerte a raíz de estos recientes operativos.

“Hemos recibido amenazas constantes por los resultados obtenidos en los últimos días. Nuestra prioridad sigue siendo la seguridad de Cúcuta”, escribió el mandatario local.
No le vamos a aflojar a los delincuentes, no vamos a dejar que sigan afectando la tranquilidad de los cucuteños”, aseguró.