El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, rescató a Maikelys Espinoza, quien llegó este miércoles en un vuelo de la Gran Misión Vuelta a la Patria que aterrizó en el aeropuerto internacional de Maiquetía, que sirve a Caracas. La niña estaba secuestrada en Estados Unidos desde hace más de un año, pese a los fallos judiciales en Venezuela que ordenaban su repatriación inmediata.
La primera dama de Venezuela, Cilia Flores, recibió a la niña, junto al ministro de Interior y Justicia, Diosdado Cabello, en el aeropuerto. «Gracias a los medios que estuvieron pendientes, este pueblo que estuvo solidario, y al gobierno que estuvo firme, ¡Bienvenida Maikelys!», dijo emocionada Flores con Maikelys en los brazos.
Por su parte, el ministro Cabello dijo que «esto ha sido una batalla con la sabiduría del presidente Maduro, una batalla de todos los días y hoy tenemos una gran victoria».
El rescate de Maikelys: «El milagro se ha consumado»
Maikelys se reencontró su mamá y su abuela en un acto en el palacio de Miraflores (sede de gobierno), Caracas, donde también estuvo presente el presidente Nicolás Maduro.
«El milagro se ha consumado (…) ¡bienvenida! esta niña es hija y nieta de todos (…) quiero agradecer el amor y al solidaridad del pueblo de Venezuela con esta familia, con esta niña (Maikelys)», fueron las primeras palabras del mandatario venezolano.



Tras el rescate de Maikelys, el mandatario venezolano dijo que «aspiro y espero poder rescatar al padre de Maikelys y a los 252 venezolanos secuestrados en El Salvador».
Flores, desde el palacio de Miraflores, destacó que el milagro del rescate de Maikelys «tiene que ver con la solidaridad del pueblo, todos, mujeres y hombres tuvieron sensibilizados, y con voz firme para luchar por el rescate de Maikelys, hay que agradecer la firmeza del gobierno, más temprano que tarde tendríamos a Maikelys».
Maduro agradeció a Trump
El presidente Maduro agradeció a Richard Grenell, enviado especial del presidente Donald Trump «por sus gestiones, agradecer al presidente Donald Trump también (…) que se haya consumado este acto de justicia humano, profundamente humano. Diferencias ha habido y las habrá, pero es posible, con la bendición de Dios Padre, avanzar y resolver muchos asuntos».



