El miércoles 21 de mayo, un autobús escolar, adscrito a la Escuela Pública del Ejército, que atiende a hijos del personal militar y de civiles de la zona, fue víctima de un ataque con explosivos en la región pakistaní de Baluchistán.
Según un oficial local, Yasir Igbal, el ataque ocurrió a las afueras de la remota ciudad de Khuzdar, alrededor de las 7:40am. El autobús transportaba a 40 niños, hasta el momento se conoce que hay 5 personas fallecidas de las cuales 3 eran niños.
Imágenes que circulan en las redes sociales y medio de comunicación digitales muestran los restos carbonizados de un autobús grande, con mochilas esparcidas por todas partes.

Las fuerzas pakistaníes acordonaron el área mientras la policía y las ambulancias transportaban a las víctimas del ataque terrorista a los hospitales más cercanos.
Además, los funcionarios de seguridad informaron que se ha impuesto una situación de emergencia en los hospitales de la zona y que los heridos más graves serían trasladados a centros médicos en las ciudades de Quetta y Karachi.

El ministro del Interior de Pakistán, Mohsin Naqvi, condenó enérgicamente el atentado y expresó “El enemigo ha demostrado su barbarie atacando a niños inocentes. Se trata de una conspiración atroz para desestabilizar el país”.
El ejército pakistaní ha acusado a la vecina India y a sus representantes en Baluchistán de orquestar la explosión, aunque no hay pruebas de ello.
Pakistán y la India acaban de salir de un conflicto mortal de dos semanas, desencadenado por un ataque terrorista contra 26 turistas en la Cachemira administrada por la India, donde el Gobierno de Pakistán negó su participación. Sin embargo, la India ha denunciado durante mucho tiempo a Pakistán de albergar a grupos militantes que han llevado a cabo atentados al otro lado de la frontera.

Baluchistán, es una región rica en recursos minerales y es frontera con Afganistán e Irán, por lo que ha sufrido por décadas la violencia vinculada por movimientos separatistas, milicias islamistas y otros grupos armados que operan contra el Estado pakistaní y la población civil.
El atentado reaviva los recuerdos del ataque perpetrado en 2014 contra la sede de la misma red escolar en la ciudad de Peshawar, cuando un grupo armado del Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP) mató a más de 150 personas, en su mayoría estudiantes, siendo el peor ataque terrorista en la historia del país.