Por: Juan Carlos Valdez G
En un artículo publicado el 28 de octubre del 2024 en el portal web de Aporrea, advertíamos la intención de elevar sustancialmente el precio del dólar; para lo cual un grupo de economistas con presencia en los medios esbozaban teorías para justificar aquella eventual escalada del tipo de cambio. Entre las razones más mencionadas, estaban: que el precio de equilibrio del tipo de cambio debía rondar en unos 120 bolívares por dólar, cuando para ese momento el tipo de cambio estaba en 41 bolívares por dólar. Otra razón esgrimida por esos economistas, era que la presión generada por la demanda haría imposible mantener estable el tipo de cambio. Lo cierto es que para el momento que escribo este artículo, el tipo de cambio publicado por el BCV, supera los 197 bolívares por dólar.

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Para quienes hablan del precio de equilibrio del tipo de cambio, tenemos que responder nuevamente con lo que dijéramos en el artículo del 24/10/2024: si bien la subida del tipo de cambio incide en la variación al alza de la inflación, el incremento de la inflación no tiene porqué afectar al tipo de cambio. La inflación se mueve distinto al tipo de cambio, fundamentalmente por las expectativas adaptativas de los oferentes. Si subimos el tipo de cambio para buscar un “punto de equilibrio”, lo único que haríamos es impulsar más la inflación. De hecho, el temor que genera la subida del tipo de cambio es porque impulsa la inflación. Esa tesis del punto de equilibrio entre el tipo de cambio y la inflación raya en lo absurdo.
En cuanto a que si la demanda de dólares es superior a la oferta, veamos: Según los cálculos de la consultora Ecoanalítica, hasta abril del presente año circulaban en efectivo, en Venezuela, unos 4.936 millones de dólares: eso representa una disminución del 29,5% respecto a noviembre del 2024, cuando la liquidez en dólares estaba alrededor de 7.000 millones de dólares. Si mantenemos la misma tasa de disminución de 29,5% en los 5 meses transcurridos de abril a septiembre de este año, deberíamos tener una liquidez en dólares de 3.480 millones de dólares aproximadamente. Si a esto le sumamos los 2.738 millones de dólares colocados por el BCV, en las mesas de cambio ,desde enero hasta septiembre de este año, podríamos afirmar que la liquidez en dólares en el mercado nacional estaría por el orden de los 6.218 millones de dólares en efectivo.

Según la página del BCV, a la fecha 3 de octubre de este año, la liquidez en bolívares estaba en Bs. 490.373.015.000; si utilizamos todos esos bolívares para comprar dólares, sólo podríamos comprar 2.486 millones de dólares, a la tasa de cambio del 13/10/2025 al tipo de cambio 197,24. Eso nos lleva a la conclusión de que existen en Venezuela 2,5 veces más dólares de los que pudiésemos comprar con todos los bolívares existentes.
Alguien podría decir que no todos esos dólares están disponibles para la venta; y yo podría afirmarle que no todos esos bolívares se podrían utilizar para comprar dólares, ya que buena parte de ellos se usan para pagar tributos que van al gobierno; y para pagar servicios públicos que también van al gobierno y no salen a comprar dólares. La clave está en comprender que la subida del precio del tipo de cambio no obedece a la oferta y demanda de divisas.
Hay quienes afirman que la subida del precio del dólar beneficia a la política antiinflacionaria del BCV, porque sería una forma de que el BCV recogiera más bolívares cada vez que el precio del dólar sube, pues así el BCV vende más caro los dólares y, como ya dijimos, recoge más bolívares del mercado y no los regresa a los canales de circulación de la liquidez. Sencillamente la saca de circulación. Esto lo hace el BCV sobre la creencia de que la inflación es siempre y en cualquier lugar un problema monetario. El punto es que, si esta teoría fuese cierta, el efecto es exactamente el contrario a reducir la inflación, porque el precio en alza de la divisa, impulsa la inflación.

En todo caso, siempre es erróneo tratar de explicar la subida del tipo de cambio por la vía de la oferta y la demanda; ya que para justificar la subida de los precios cuando hay una demanda de supera a la oferta, lo explican argumentando que, para equilibrar la demanda, hay que incrementar sustancialmente la oferta y eso eleva los costos de producción, que son los que finalmente justifican la subida del precio. Ahora pregúntese usted: ¿cuáles costos de producción se incrementan aquí, para producir una moneda que la hace otro país? Entendiendo esto, no debería haber dudas que la subida del precio del tipo de cambio obedece a especulación (en el estricto sentido de la palabra); compran los dólares baratos para venderlos más caros.
¿De dónde salen los dólares baratos? De dónde va a ser: del Estado.
No tiene mucho sentido que el Banco Central de Venezuela subaste los dólares del Estado; en principio porque para el Estado es igual vender los dólares por un bolívar que venderlo por un millón de bolívares ¿por qué eso es igual para el Estado? Porque el Estado no va a reponer los dólares con esos bolívares. El Estado no compra dólares con bolívares. Si el Estado pudiera comprar dólares con bolívares, podría comprar todos los dólares que quisiera por que los bolívares los emite el Gobierno Nacional.

Todos los dólares del Estado provienen de la venta de petróleo y otros minerales. Entonces, al subastarse los dólares del Estado en el mercado nacional, se generan al menos dos distorsiones importantes:
1) se estimula la creación de un mercado paralelo donde se venden caros los dólares del Estado y se crean grandes ganancias con poco esfuerzo: basta con adquirir los dólares del Estado y venderlos luego en el mercado paralelo.
2) se desvía el destino y propósito natural de las divisas del Estado, que son principalmente: importar productos esenciales para la población y el mercado venezolano; que deben ser importados con divisas a bajo precio para proteger el sistema de precios en el mercado nacional y también, las divisas del Estado deben servir para importar tecnología que fortalezca el aparato productivo nacional. Por eso es absurdo subastar las divisas del Estado.
Las intervenciones del BCV en el mercado de divisas, desnaturaliza el propio mercado y lo termina convirtiendo en un mecanismo de asignación de divisas donde prácticamente hay un solo oferente.
La salida del BCV del mercado de divisas, recompone el mercado y se daría verdaderamente la puja entre compradores y vendedores.
El temor de la población en la variación al alza del tipo de cambio, radica en que el tipo de cambio influye en los precios de los demás productos de consumo masivo y necesario de nuestra población.
Si se utilizan las divisas del Estado para lo que acabamos de describir en el punto 2, no debería haber distorsión en los precios de los productos de la canasta básica. Y si a eso le sumamos una política de control en la formación del precio (no se trata de control de precios). Se trata de que el Gobierno tenga registrado a todos los importadores, productores, mayoristas, distribuidores y detallistas; a quienes le compran ellos y a quienes le venden, sería sencillo detectar cualquier conducta especulativa.
Un Estado fuerte, controla.